La pedagogía científica contemporánea ha superado los métodos clásicos basados en la memorización de fórmulas y compuestos químicos para adentrarse en el fomento del aprendizaje activo, la inventiva y la creatividad con el fin de alimentar la imaginación de los alumnos.
El proyecto financiado con fondos europeos KidsINNScience («Innovation in Science Education – Turning Kids on to Science») confía en continuar desarrollando este método con niños de Europa y Latinoamérica.
Su objetivo es aumentar la participación y el interés en la ciencia de niños desde preescolar hasta secundaria para que se planteen un futuro profesional en el ámbito de la investigación. Por ejemplo, en Austria, Italia y Eslovenia se invitó a adolescentes a investigar energías alternativas a través del diseño de su propio horno.
Corregir el desequilibrio entre sexos
Estudiantes de Suiza y Países Bajos han indagado en la conexión entre la física y el deporte mediante una serie de carreras y saltos para medir, calcular y mejorar tanto sus conocimientos de física como su estado de forma.
El proyecto recopila además prácticas pedagógicas innovadoras que invitan a corregir el desequilibrio de sexos que existe en la comunidad científica, ya que en la actualidad los científicos superan a las científicas por un margen amplio.
Nadia Prauhart del Instituto de Ecología de Austria, entidad coordinadora del proyecto, lo explica en los siguientes términos: «Muchos profesores en países asociados no eran conscientes de los desequilibrios entre los sexos que se daban entre sus estudiantes de ciencias. De modo que dimos a conocer el problema para que se asegurasen de eliminar las diferencias y personalizar el discurso a fin de garantizar que todos reciban las mismas oportunidades de desarrollar una pasión por la ciencia. Esta es una labor especialmente importante en secundaria».
De hecho, en el proyecto se observó a chicas mostrar enorme interés por actividades científicas en las que tradicionalmente había prevalecido la presencia masculina.
Añade Prauhart, según informa Cordis: «Descubrimos que las niñas mostraban un interés especial en experimentos de crecimiento. Por ejemplo, los alumnos aprendieron dónde y cómo crecen las patatas, qué variedades existen y cuál es su contexto cultural».
La enseñanza mediante actividades prácticas y centrada en el alumno invita a éste a permanecer en el ámbito científico. Por ejemplo, el método aplicado por el proyecto incluye materiales cotidianos como objetos domésticos comunes.
El proceso
El primer paso consistió en recopilar prácticas innovadoras en todos los países asociados. En total se documentaron en un catálogo cerca de ochenta innovaciones. Los profesores que participaron en el proyecto eligieron las prácticas que preferían ejecutar en sus clases.
Los ensayos prácticos se evaluaron para determinar qué motiva tanto a profesores como a estudiantes. Los primeros desarrollaron estas ideas en el aula con el apoyo de una red que sirvió de conexión entre los docentes, los investigadores de KidsINNScience y profesores experimentados.
El consorcio de KidsINNScience reúne a socios científicos del ámbito universitario y científico con experiencia en nuevos métodos dedicados a la pedagogía científica. La Unión Europea aportó un millón de euros al presupuesto del proyecto.
Éste llegará a su fin en el verano de 2013 tras cuatro años de trabajo. No obstante, los países asociados continuarán prestando apoyo a una pedagogía científica que alimente la imaginación.
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