El informe de la EEA, Hacia un uso eficiente de los recursos hídricos en Europa, señala que el uso ineficaz del agua tiene efectos negativos en los recursos de los que dependen los ecosistemas y las personas, dos elementos esenciales para la productividad y la seguridad europeas. El trabajo aboga también por una gestión integral del agua, empezando por una mejor aplicación de la legislación actual.
“La presión sobre los recursos hídricos está aumentando en muchas zonas de Europa, y la situación empeora”, advierte Jacqueline McGlade, directora ejecutiva de la EEA. El informe demuestra que España es el tercer país europeo que más ha explotado los recursos hídricos de 1990 a 2010. Es además el país con mayor estrés hídrico.
Las economías que dependen de la agricultura y de la industria se ven afectadas por la escasez de agua, y están obligadas a veces a imponer restricciones de agua potable. La reducción del caudal de los ríos, el descenso del nivel de los lagos y de los acuíferos, y la desaparición de los humedales pueden tener efectos “devastadores” en los sistemas naturales en los que se sustenta la productividad económica.
“La agricultura, la producción de energía, el sector industrial, el abastecimiento público de agua y los ecosistemas: todos ellos son importantes y se disputan este limitado recurso”, informa McGlade quien añade que el cambio climático también está influyendo.
España apuesta por la desalación para regar cultivos
En la Unión Europea, una cuarta parte del agua que proviene del medio natural se destina al sector agrícola. Este porcentaje es mucho mayor en la Europa meridional, donde puede alcanzar el 80%.
Según el informe, la agricultura es un sector en el que se podría obtener fácilmente un rendimiento eficiente del uso de los recursos, ya que en el riego de cosechas se desaprovechan grandes cantidades de agua. Con solo cambiar el tipo de conducciones o los canales de riego utilizados se podría ahorrar casi la cuarta parte del agua extraída para el riego en Europa.
El trabajo subraya que el uso ineficaz del agua conlleva, además, un aumento del consumo de energía. Mientras que la energía necesaria para bombear y potabilizar agua dulce está alrededor de 0,6 kWh/m3, para desalar agua marina son necesarios 4 kWh/m3 más.
Varios países europeos utilizan tecnologías de desalación del agua. Entre ellos destaca España, uno de los mayores usuarios mundiales de esta tecnología con una capacidad de 1,6 millones de m3 al día, que discute en la actualidad el aumento de su capacidad con 20 nuevas instalaciones.
Pero en zonas donde el agua es escasa, el tratamiento de las aguas residuales también proporciona una fuente alternativa de agua para el riego de cultivos. La práctica está creciendo en Europa y está particularmente bien establecida en España, Italia, Chipre y Grecia.
El justo precio del agua
Históricamente, el precio del agua en Europa no ha reflejado el verdadero coste financiero del abastecimiento de agua ni los costes económicos para el medio ambiente. Las consecuencias han sido contaminación y escasez de agua. Según la EEA, poner un precio justo al agua podría incentivar un uso más eficiente del agua y la innovación tecnológica.
A finales de 2012, un plan rector para proteger las aguas europeas Proyecto para salvaguardar los recursos hídricos de la UE, publicado por la Comisión Europea, esbozará la legislación futura en este ámbito.
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