Eva Pellicer, investigadora Ramón y Cajal en el Departamento de Física de la Universidad Autónoma de Barcelona ha sido recientemente galardonada por el programa L’ORÉAL-UNESCO For Women in Science, gracias a su labor en la búsqueda de alternativas verdes al petróleo.
El programa L’ORÉAL-UNESCO For Women in Science reconoce y da visibilidad al trabajo de mujeres investigadoras en todo el mundo, y alienta vocaciones científicas entre las más jóvenes. En España, cada año, gracias a él cinco prestigiosas científicas reciben becas por valor de 15.000 euros. Este año, las científicas galardonadas junto a Eva Pellicer han sido Ana Belén Hungría (investiga el hidrógeno como combustible), Rocío Ponce (búsqueda de materiales orgánicos que reemplacen al silicio),Elisa Antolín (desarrollo de células solares de alta eficiencia) y Leticia Tarruell (creación de materiales artificiales con átomos «ultrafríos»).
Pellicer se licenció en Química en el año 2000 y desde entonces ha recibido varios premios (Westinghouse Prize en 2005, Materials Today Cover Competition 2010 o Science As Art del MRS Spring Meeting 2014). Es autora o coautora de unos 100 artículos en revistas especializadas del ámbito de la ciencia de materiales, la electroquímica y la nanotecnología; y ha participado en 17 proyectos de investigación nacionales y europeos, entre otras actividades. En la siguiente entrevista nos explica los detalles de sus más recientes investigaciones.
Acaba de ser premiada por su “búsqueda de alternativas verdes para superar la dependencia social del petróleo”. ¿En qué consiste en concreto este proyecto?
El proyecto premiado por el programa L’ORÉAL-UNESCO For Women in Science comprende la síntesis de espumas metálicas con tamaño de poro manométrico (un símil podría ser una esponja o un queso tipo Gruyère). Gracias a la presencia de un número muy elevado de estos nanoporos, estos materiales poseen un área superficial muy elevada, lo que los convierte en ideales para aplicaciones catalíticas (incrementando la velocidad de la reacción química).
El objetivo del proyecto es fabricar estas espumas empleando tecnología electroquímica y en cuya composición se minimice la presencia de metales nobles (platino, paladio), que son caros y cuyas fuentes de obtención escasas, y hasta el momento han sido los más utilizados en muchas reacciones catalíticas. Estas espumas se van a usar como catalizadores para generar hidrógeno molecular a partir de la reducción de la molécula de agua.
El hidrógeno es un vector energético “verde”. Por ejemplo, se usa como combustible en celdas de combustible para producir electricidad. La reacción que tiene lugar en estas celdas de combustible genera como único producto agua. Las fuentes de energía basadas en combustibles fósiles (por ejemplo, petróleo, carbón) generan muchos productos tóxicos, como el dióxido de carbono (CO2), causante del efecto invernadero. Una de las razones que subyace detrás de mi investigación es la necesidad de cambiar el modelo energético actual, que no es sostenible ni respetuoso con el medio ambiente.
¿Puede explicarnos un poco más qué son esos materiales nanoporosos, en los que está basado su trabajo?
Se trata de materiales que tienen un gran número de poros en todo su volumen. Estos poros son muy pequeños, del orden de unos pocos nanómetros. Pensemos que un nanómetro es mil millones de veces más pequeño que un metro. Imaginémonos un cubo macizo y otro repleto de estos nanoporos, “agujereado”, como una esponja. Esto es un material nanoporoso. Los nanoporos pueden estar interconectados entre sí, formando una especie de malla. Las paredes de esta malla pueden ser de naturaleza metálica, óxidos, semiconductores, etc.
¿Y qué papel juega la nanotecnología en su desarrollo?
Un papel muy importante. De hecho, estos materiales nanoporosos son “hijos” de la nanotecnología. Aprovechamos las “oportunidades” que nos ofrecen los materiales a la nanoescala para mejorar aplicaciones existentes o crear nuevos productos y aplicaciones.
Aparte de los que ya ha mencionado, ¿qué otros usos podrían tener estos materiales nanoporosos?
Puesto que estos materiales tienen una relación superficie/volumen muy elevada, tienen aplicaciones en aquellos campos donde la superficie sea importante, es decir, juegue un papel clave; por ejemplo, en catálisis, sensores de gases, como absorbentes, baterías y pilas de combustible, etc.
Desde el punto de vista de costes y posibilidades de producción, ¿cree que podrían comercializarse y emplearse de manera generalizada en poco tiempo?
En principio, puesto que la idea es minimizar la presencia de metales nobles en estas estructuras nanoporosas, se abaratarían costos. De todos modos, su uso comercial va a depender también de la eficiencia que éstos presenten, es decir, de la cantidad de hidrógeno que seamos capaces de producir empleando estos catalizadores.
Dicho de otra forma, hay que estudiar si efectivamente pueden competir en cuanto a eficiencia con los catalizadores actuales basados en metales nobles. Obviamente, habría que hacer un estudio de mercado pero en mi humilde opinión, las expectativas son buenas.
¿Qué sectores de la sociedad, aparte del sector científico, deberían colaborar para que las “alternativas verdes” al petróleo lleguen a ser una realidad?
La sociedad, a través de la presión que pueda ejercer para cambiar el modelo energético actual basado en los combustibles fósiles, hasta las empresas tecnológicas del sector energético; todos ellos son actores importantes para que el cambio sea una realidad.
Desde sus inicios, usted ha participado en actividades de divulgación científica dirigidas a estudiantes de primaria, de secundaria, y a estudiantes universitarios. ¿Cree que la divulgación ayuda a que las nuevas ideas y propuestas se expandan y se concreten?
Creo que sí. Siempre que tengo ocasión y me lo proponen, estoy encantada de impartir charlas divulgativas a estudiantes de primaria, secundaria y universitarios. Es una forma atractiva de despertar el interés por el mundo científico sobre todo en los más pequeños. Es importante que se den cuenta que, pese a los avances, todavía hay muchas preguntas para las que todavía no tenemos respuesta. Ellos, que son el futuro, pueden dar respuesta a estas preguntas y, por ende, hacer que avancemos como sociedad.
¿Cómo ve el estado de la investigación en el contexto español actual?
Ahora veo algo de luz, pero con los recortes que la ciencia ha sufrido durante estos últimos años, se han generado muchas sombras: gente que con currículums excelentes no podía volver a España por falta de oportunidades, “fuga de cerebros”, recortes en proyectos, becas, etc. Esto para un país es terrible porque la investigación es crucial para que éste avance. Por ello, estas bolsas de investigación concedidas por L’Oréal España y Unesco se agradecen muchísimo. Se trata de iniciativas que dan visibilidad a la ciencia y, en este caso en particular, a la ciencia hecha por mujeres.
¿Qué nuevos proyectos de investigación tiene actualmente en perspectiva?
Dentro del campo de los materiales, en nuestro grupo Gnm3 también estamos interesados en las propiedades magnéticas de los materiales (por ejemplo, diseño y síntesis de plataformas micro y nanorobóticas que se puedan manipular externamente mediante campos magnéticos para aplicaciones biomédicas) o materiales biodegradables para su uso como implantes.
Para terminar, ¿cree que es posible una sociedad parecida a la actual, en lo que a actividad se refiere, que no dependa del petróleo?
Tiene que ser posible. No es una opción, es una necesidad. Los combustibles fósiles, como el petróleo o el gas natural, se van a agotar a medio plazo y no podemos esperar hasta el último momento para cambiar el modelo energético. Si pudimos evolucionar de la edad de piedra a la edad de los metales, ¿por qué no podemos cambiar ahora?
Hacer un comentario