Cuando se trata de enfermedades mentales, el sexo puede marcar una diferencia porque las mujeres tienen más probabilidades de ser diagnosticadas de ansiedad o depresión, mientras que los hombres tienden al abuso de sustancias y a los trastornos antisociales, revela un nuevo estudio publicado por la American Psychological Association (APA) en un comunicado.
La American Psychological Association, con sede en Washington, es la principal organización científica y profesional de Psicología de Estados Unidos y la mayor asociación mundial de psicólogos. Está compuesta por más de 154.000 miembros entre investigadores, educadores, personal clínico, consultores y estudiantes.
A través de sus divisiones en 54 subcampos de la Psicología y sus afiliaciones a 60 asociaciones estatales, territoriales y provinciales canadienses, la APA trabaja para avanzar en la Psicología como ciencia, como profesión y como medio de promoción de la salud, la educación y el bienestar humano.
El estudio, publicado on-line en la revista Journal of Abnormal Psychology de la APA, ha analizado la prevalencia por sexos de los diferentes tipos de enfermedades mentales más comunes. Los investigadores también han descubierto que las mujeres con trastornos de ansiedad son más propensas a interiorizar las emociones, lo que por norma genera retraimiento, soledad y depresión.
Los hombres, por otro lado, son más propensos a exteriorizar las emociones, lo que conduce a la agresividad, comportamientos impulsivos, coactivos y nada obedientes, señala el estudio.
El estudio
Los investigadores han demostrado que este tipo de diferencias entre hombres y mujeres a la hora de interiorizar y exteriorizar sus emociones, es lo que explica la diferencia por sexos en los porcentajes de muchos trastornos mentales.
Los autores de este estudio analizaron datos recogidos en 2001 y 2002 por los Institutos Nacionales de Salud o NIH del país, que realizaron encuestas a 43.093 residentes de los Estados Unidos mayores de 18 años, civiles y no ingresados en ningún hospital.
De ellos, el 57% eran mujeres y el 56,9% eran blancos, el 19,3% eran hispanos o latinos, el 19,1% eran afro-americanos, un 3,1% asiáticos, nativos de Hawai o las islas del Pacífico, y un 1,6% eran indios americanos o nativos de Alaska. Los datos son representativos de la distribución por edad, raza o etnia y sexo de la población estadounidense, en el censo de 2000. Los participantes respondieron a preguntas de la entrevista, y el análisis examinó su historial de vida incluyendo la salud mental, especialmente en los 12 meses anteriores.
Los autores citan investigaciones previas en las que se encontró que las mujeres sufren más que los hombres de depresión, ya que «las mujeres meditan con más frecuencia que los hombres, centrándose repetidamente en sus emociones negativas y los problemas, en vez de participar más activamente en la solución de éstos».
El enfoque de género apoya las conclusiones de prevención y tratamiento, según el estudio. «En las mujeres, el tratamiento puede centrarse en hacer frente al problema y las habilidades cognitivas para ayudar a prevenir que la reflexión o la cavilación se convierta en una depresión clínicamente significativa o en ansiedad», ha señalado el autor Nicholas R. Eaton, máster de la Universidad de Minnesota. «En los hombres, el tratamiento de las conductas impulsivas podría centrarse en premiar las acciones planificadas y dar forma a las tendencias agresivas para el comportamiento no destructivo», añade Eaton.
En las investigaciones anteriores también se indica que las mujeres experimentan más neurosis y situaciones estresantes que los hombres antes de que la aparición de un trastorno, lo que indica que los factores ambientales de estrés también puede contribuir a la interiorización del problema, según el informe.
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