El deseo de hacer cosas buenas por los demás podría tener una causa genética. Al menos eso es lo que sugieren los resultados de un estudio realizado por científicos de la Universidad de Bonn, en Alemania, en el que se constató que un cambio minúsculo en un gen particular estaba relacionado con una voluntad significativamente mayor de proveer a otros.
Concretamente, las personas que presentaron dicha modificación genética dieron el doble de dinero a una obra de caridad que el resto de los individuos sometidos al estudio, informa la Universidad de Bonn en un comunicado .
Más de 100 personas analizadas
Para la investigación, el profesor de psicología de dicha Universidad, Martin Reuter, invitó a 100 estudiantes a realizar un test de memoria.
Según publica la revista especializada Social Cognitive & Affective Neuroscience, en este test participaron en total 26 hombres de una edad media de 23 años, y 74 mujeres de una edad media de 22 años. Todos los participantes eran estudiantes de la Universidad de Bonn.
La prueba de memoria consistió en memorizar series de números para, después, repetirlas de la manera más correcta posible. A cambio de este esfuerzo, se entregó a cada voluntario cinco euros.
Acto seguido, los científicos dijeron a los participantes que podían quedarse con todo el dinero, o bien entregar una parte de él a una obra de caridad que consistía en ayudar a niños pobres de un país en vías de desarrollo.
La decisión debía ser tomada libremente, y en apariencia de forma anónima. Sin embargo, según explica Reuter: “siempre supimos de antemano cuánto dinero había en la caja, por lo que pudimos calcular la cantidad donada por cada participante”.
Variantes genéticas estudiadas
Además de esta prueba, los científicos extrajeron células de la boca de cada uno de los participantes, con el fin de estudiar su ADN.
En el análisis genético de las muestras celulares, los investigadores se centraron en el estudio de un gen concreto, denominado gen COMT. Este gen es el que dirige a una enzima que desactiva ciertos mensajeros cerebrales, entre ellos el famoso neurotransmisor conocido como dopamina.
Desde hace unos 15 años, se sabe que existen dos variantes distintas del gen COMT: COMT-Val y COMT-Met. Ambas versiones, que se dan en la población casi con la misma frecuencia, difieren sólo en uno de sus elementos constituyentes.
Por otro lado, los investigadores sabían que en aquellas personas que presentan la variante genética COMT-Val, la enzima asociada trabaja de manera cuatro veces más eficiente que en las personas que presentan la variante genética COMT-Met.
El efecto de esta diferencia es que, en el primer caso, la enzima provoca una desactivación de la dopamina cerebral considerablemente mayor que en el segundo caso.
Efectos en el comportamiento
Los científicos descubrieron, además, que la mutación minúscula del gen COMT condicionaba también el comportamiento de los estudiantes.
De esta manera, “aquellos participantes con la variante genética COMT-Val donaron el doble de dinero como media que los estudiantes que presentaban la variante genética COMT-Met”, explican los investigadores.
Según ellos, ésta es la primera vez que se consigue establecer una conexión concreta entre un gen particular y el altruismo, aunque por estudios anteriores se sabía que ciertos comportamientos prosociales están en parte relacionados con nuestros genes.
Es el caso de una investigación realizada con 409 parejas de gemelos en la que se pudo establecer una relación entre los comportamientos prosociales y la genética o el de otras investigaciones realizadas en 2007 y 2008, que demostraron que el comportamiento de reciprocidad también está condicionado por el ADN.
Por otra parte, en 2007, un estudio realizado por científicos hebreos demostró que la generosidad es un comportamiento de origen genético, al constatar que existe una relación entre una variación del ADN (concretamete, del gen AVPR1a) y la generosidad humana.
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