La Comisión acaba de adoptar una serie propuestas destinadas a reformar las normas que regulan las telecomunicaciones en la UE. Con esta reforma la Comisión pretende que los ciudadanos puedan beneficiarse, independientemente de dónde vivan o de a dónde viajen en la UE, de unos servicios de comunicaciones mejores y más baratos, tanto si usan teléfonos móviles, conexiones rápidas a Internet de banda ancha o televisión por cable.
Se trata de un mercado europeo de 500 millones de consumidores valorado en 2006 en 649.000 millones de euros y con una inversión de 47.000 millones.
Con esta reforma, el consumidor pasará a ocupar un primer plano, ya que se dota de más derechos y de más posibilidades de elegir entre una competencia más amplia entre los operadores de telecomunicaciones.
Otro punto importante de la propuesta son las infraestructuras. Así, la intención de la Comisión es promover inversiones en nuevas estructuras de comunicaciones, en particular liberando radiofrecuencias para servicios inalámbricos de banda ancha.
Por otro lado, la Comisión y las entidades reguladoras nacionales tendrán a su disposición una nueva Autoridad Europea del Mercado de las Telecomunicaciones para garantizar que la normativa del mercado y la de los consumidores se apliquen de forma coherente, independiente y sin restricciones en los 27 Estados miembros de la UE
Reforma necesaria
Pese a que Europa es una potencia en el ámbito de telecomunicaciones, un 10 % de los ciudadanos europeos no tiene aún posibilidad de acceso a la banda ancha. Para ellos, esta reforma significará nuevas inversiones en infraestructuras competitivas y estar bajo el influjo de una mayor competencia, que se traducirá, en muchos casos, al acceso a servicios antes inviables.
“Las propuestas de reforma de las telecomunicaciones presentadas hacen que los protagonistas pasen a ser los ciudadanos europeos. Los operadores dominantes, a menudo protegidos por las autoridades nacionales, siguen controlando segmentos de mercado fundamentales, especialmente el de la banda ancha. Esto restringe la libertad de elección del consumidor”, comenta Viviane Reding, comisaria encargada de las Telecomunicaciones en un comunicado de la Comisión.
El paquete de reformas de las telecomunicaciones presentado por la Comisión al Parlamento Europeo en Estrasburgo afectará sobre todo a las normas de 2002. Se espera que para finales de 2009 todas estas propuestas se conviertan en ley.
Cuando se conviertan en ley, el consumidor notará algunos cambios muy concretos. Así, tendrá el derecho a cambiar de operador de telecomunicaciones en un día. También estará regulada la información de precios, que tendrá que ser transparente y comparable.
Esta mayor capacidad de elección por parte de los consumidores pasará, según la Comisión, por que las entidades regularas nacionales tengan la posibilidad de imponer la separación funcional a los operadores dominantes. Esto también quedará recogido en la nueva ley.
Igualdad en el espectro radio eléctrico
A día de hoy, en las zonas rurales de la UE, sólo un 72 % de la población tiene, de promedio, acceso a la banda ancha. Es decir, todavía se puede hablar “brecha digital”. Para cubrir estas zonas, la ley contemplará una mejor gestión del espectro radioeléctrico (la espina dorsal de los servicios inalámbricos).
En la práctica, esto significará que, en regiones en las que sea muy costoso instalar las nuevas infraestructuras de fibra, se pongan radiofrecuencias a disposición de los servicios inalámbricos de banda ancha. La llegada de la televisión digital facilitará esto último, ya que dejará libre una parte sustancial del espectro, que podrá utilizarse para cubrir esas zonas rurales.
Para la Comisión, un reparto eficaz del espectro radioeléctrico tendría inmensos beneficios: los nuevos competidores en el mercado tendrían un acceso más sencillo a la frecuencia requerida para ofrecer nuevos servicios inalámbricos; las difusoras de televisión podrían ofrecer nuevos canales; y los consumidores tendrían más opciones y precios más bajos.
Pero si los operadores de telefonía se frotan las manos ante esta apertura, las difusoras de radio y televisión subrayan los riesgos de interferencias en las señales.
Pero no todo son buenas noticias para las operadoras, sobre todo para las tradicionales. La nueva reglamentación podría obligar a los operadores históricos como la alemana Deutsche Telekom o la española Telefónica a aislar la gestión de su red en una nueva división, de modo que se garantizara un acceso equitativo a los competidores y a sus propias filiales. Este “remedio” ya está siendo aplicado en Gran Bretaña y podría entrar en vigor en Suecia e Italia.
Como recuerda la agencia AFP en una nota, los operadores históricos podrían amenazar con reducir sus inversiones en las redes de nueva generación, con la consecuente pérdida de empleos.
La mejora en la reglamentación de las telecomunicaciones ha contribuido, según la Comisión, a liberalizar el mercado y a ampliar la competencia. Hecho esta trabajo, la Comisión y las entidades reguladoras nacionales tienen entre sus prioridades centrarse en lo que llaman “segmentos problemáticos”, con lo que se refieren, sobre todo, al mercado de la banda ancha.
Por otro lado, la Comisión ha comprendido que los reguladores de cada país todavía son muy afines a los operadores dominantes (en muchos países son estatales). Esta reforma, tiene entre sus objetivos fortalecer la independencia de los órganos nacionales de vigilancia, tanto respecto de los operadores como de los gobiernos.
Nueva autoridad
Si las autoridades nacionales no hacen su trabajo al respecto, la Comisión pretende crear una Autoridad Europea del Mercado de las Telecomunicaciones. Este organismo velará porque determinados servicios de comunicación de gran importancia (tales como el acceso a la banda ancha, la itinerancia de datos, la telefonía a bordo de aviones y naves y los servicios transfronterizos a las empresas), se ajusten a una reglamentación más coherente en los 27 Estados miembros.
“Con estas propuestas de reforma, la Comisión llega al centro del problema: la fragmentación del mercado europeo de telecomunicaciones está privando a los consumidores europeos de los beneficios que comportaría la existencia de competencia transfronteriza en este ámbito”
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