Psicólogos norteamericanos han podido establecer por primera vez la relación que existe entre la genialidad, la locura y las puertas de la percepción. Han establecido que, al igual que los sicóticos, las personas creativas prestan más atención que la mayoría de las personas a los acontecimientos banales de la vida.
Tal como explican en un artículo aparecido en la revista Journal of Personality and Social Psychology, uno de los fundamentos biológicos de la creatividad está relacionado con una particularidad cognitiva denominada la “inhibición latente”. La inhibición latente (DIL) es una facultad neurológica innata que permite a la mayoría de las personas procesar toda la información que reciben los sentidos y seleccionar únicamente aquella que les resulta más útil para la vida cotidiana.
Es una facultad no exclusiva de los seres humanos, ya que está presente también en el mundo animal. La inhibición latente es la que permite seleccionar los estímulos más convenientes para el desarrollo y se desarrolla con la edad, ya que a lo largo de la vida el individuo aprende a reaccionar únicamente a las percepciones que ha considerado prácticas para su experiencia, ignorando deliberadamente (y no siempre de forma consciente) todas las demás.
Psicosis y DIL
La intensidad de esta inhibición latente puede variarse mediante drogas y diversas investigaciones han podido determinar que algunas psicosis están relacionadas con un déficit de esta facultad neurológica.
Precisamente, la incapacidad que algunas personas manifiestan a la hora de seleccionar sus propias percepciones, es lo que origina la angustia y la confusión características de estas patologías.
Tal como explica en un comunicado la Universidad de Toronto, partiendo de este conocimiento, Jordan Peterson, de esta Universidad, junto a Shelley Carson y Daniel Higgins, de la Universidad de Harvard, se propusieron descubrir si este déficit de inhibición latente estaba relacionado también con la creatividad artística.
A través de una investigación desarrollada con estudiantes universitarios voluntarios, descubrieron que la intensidad de inhibición latente era inversamente proporcional a su implicación en actividades creativas, lo que significa que la genialidad esta asociada, al igual que en la psicosis, a un déficit de la inhibición latente.
DIL y QI
En los universitarios estudiados, menores de 21 años, los investigadores descubrieron que las personas que desarrollan un cierto nivel de creatividad artística tienen siete veces más posibilidades de mostrar un grado de inhibición latente inferior a lo normal.
Los investigadores consideran asimismo que la intensificación de la inhibición latente puede tener un efecto positivo en las personas que poseen un alto coeficiente intelectual (QI). El QI es un buen indicador de las capacidades de memoria y concentración de los individuos, así como de su facultad para integrar las informaciones procesadas por los sentidos.
Uniendo ambos conocimientos, se deduce que las personas que posean un alto coeficiente intelectual y una adecuada inhibición latente, pueden tener una mayor sensibilidad y una conciencia más refinada de las percepciones que genera el entorno, aunque también una mayor predisposición a la confusión mental y a la psicosis.
Son las dos caras de la genialidad, lo que es bueno saber para comprender, aceptar, respetar y valorar a las personas creativas, siempre viviendo en la frontera de la percepción y al borde de la psicosis, y la mayoría de las veces sufriendo la incomprensión del entorno en el que expresan su creatividad.
Ilustración:
Delfín.
Gentileza de Agustín Espina.
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