España ocupa el puesto número 23 en nivel de inglés según un ranking que analiza 60 países, por lo que aprender el idioma sigue siendo una asignatura pendiente para muchos españoles. Y no por falta de alternativas. Una de las fórmulas más exitosas a pesar de su corta vida es Duolingo, una plataforma web para el aprendizaje gratuito de idiomas que también funciona como servicio de traducción.
Esto se consigue mediante técnicas de crowdsourcing, que se podría traducir al español como colaboración abierta distribuida, métodos que combinan el poder de la mente humana con las computadoras para resolver problemas que ninguno de los dos puede atajar solo o, al menos, de forma fácil. En el caso de Duolingo, cuando alguien necesita traducir una página web, la carga en la plataforma, que presenta el documento a los estudiantes para que lo traduzcan mientras practican el idioma que están aprendiendo.
Pocas personas entienden el concepto de crowdsourcing mejor que Luis von Ahn, creador de la exitosa herramienta y uno de los pioneros de esta técnica, lo cual le ha valido incluso para recibir el homenaje de la Casa Blanca por su brillante actividad científica. El nombre de este profesor de la Universidad Carnegie Mellon aparece como uno de los 50 mejores cerebros del Discover Magazine, en los diez jóvenes brillantes de Popular Science Magazine y como el profesional joven más importante del 2012 según la ACM (Association for Computing Machinery)
Pero no todos los reconocimientos son personales. A pesar de su corta vida, pues se lanzó en junio de 2012, Duolingo ha tenido un gran año, coronado con el reconocimiento por parte de Apple como la mejor aplicación para iPhone. Tras recibir el nombramiento la plataforma creció hasta rozar los 20 millones de usuarios. Von Ahn calcula que casi la mitad, en torno a 8,5 millones, son usuarios activos, que realmente utilizan el programa en alguna de sus versiones con cierta periodicidad. Todo ello anima a afrontar 2014 con nuevos y apasionantes retos.
Un historial de éxitos
Según una entrevista publicada en la web de Crowdsourcing.org, von Ahn se dio cuenta del poder y la utilidad que pueden tener grandes grupos de personas conectados en red para resolver algunos de los más variados problemas del mundo en el año 2001, cuando creó el juego ESP. El principio siempre es el mismo, ofrecer un atractivo a los usuarios, en este caso un juego, mientras ayudan en otra tarea, como etiquetar imágenes para la búsqueda en Google.
Tras el juego llegaron los CAPTCHAs (Completely Automated Public Turing test to tell Computers and Humans Apart), en un trabajo conjunto con otros colegas de la universidad. Se trata de pruebas generadas por ordenador a base de letras y números distorsionados, legibles para los humanos pero que las computadoras no pueden aún reconocer visualmente; una técnica que se ha popularizado por su uso para prevenir spam en el acceso a muchos sitios web.
Lo siguiente fue reCAPTCHA, una variante que ayuda además a digitalizar libros. Y es que en este caso las palabras no son sólo letras al azar mezcladas entre sí, sino que proceden de periódicos y libros antiguos que están siendo digitalizados, pero que el programa de reconocimiento óptico de caracteres (OCR) no puede identificar.
El éxito de estos proyectos reside en el equilibrio entre ofrecer herramientas gratuitas para los usuarios y valiosas para sus clientes, clave que la mayoría de empresas de crowdsourcing trata de lograr. Según el mismo von Ahn reconoce, lo principal es buscar incentivos para los participantes. El más común es el Mechanical Turk de Amazon, una plataforma donde se realizan microtrabajos para recibir micropagos.
En el caso de Duolingo el aliciente es el aprendizaje de un idioma, algo que millones de personas quieren hacer. El informático compara su proyecto con un gimnasio donde se genera electricidad. “Cada vez que alguien pedalea en una bicicleta también está generando electricidad”, explica. Se crea de esta forma un recurso extra que acaba siendo muy valioso.
Nuevos retos
De cara al nuevo año la empresa se plantea dos retos igualmente ilusionantes. En primer lugar, incorporar el aprendizaje de 50 nuevos idiomas, entre ellos algunos que no utilizan el alfabeto latino, lo que dificulta más el proceso. Es el caso del ruso, para el que en sólo unos meses ya cuentan con unos 6.000 usuarios colaborando a través de lo que han bautizado como incubadora.
En una primera fase de incubación se van creando contenidos para los cursos, que no se publican en versión de prueba hasta la segunda fase. Por último, la tercera etapa corresponde al lanzamiento definitivo.
Para contribuir como voluntario se debe ser bilingüe, ya que se necesita fluidez en ambos idiomas. Aunque no se exige ser hablante nativo, sí alcanzar su nivel. Además solicitan compromiso, pues se requieren varias horas de trabajo semanales, y pasión por los idiomas y la cooperación en general.
De momento el inglés para rusos se encuentra en la segunda fase de incubación, mientras están empezando a trabajar con el ruso para ingleses. “Hay unas 15 letras diferentes pero, una vez aprendidas, no es tan difícil”, admite von Ahn. Sin embargo, encuentra más dificultades en idiomas como el chino, que no se basan en un alfabeto, por lo que aún desconoce cómo abordarán ese escollo.
Otro aspecto que quieren pulir es el conversacional. A pesar de que la plataforma entrena todas las destrezas de la lengua, “es mejor para aprender a leer y escribir que para hablar y escuchar, algo que tenemos que mejorar”, admite. Para ello recurrirán igualmente al crowdsourcing, aunque aún no tienen claro el método específico.
El beneficio económico llega a Duolingo a través de acuerdos de colaboración como los firmados el año pasado con cadenas como CNN y Buzzfeed. Las empresas obtienen un servicio de traducción por parte de los estudiantes, que reciben educación gratuita y de alta calidad. Actualmente traducen para ambas firmas unos 100 artículos diarios. Debe ir bien cuando ambas anuncian la renovación del convenio, a las que probablemente se sumará algún otro similar muy pronto.
Con los datos actuales se puede decir que Duolingo se ha convertido, con diferencia, en la herramienta número uno para el aprendizaje de idiomas online, al ser la aplicación más descargada en iPhone, Android y en la web. Con todo, otro reto es conseguir que más gente conozca la plataforma, que al menos hayan oído hablar de ella, y que la usen cinco veces más usuarios que los actuales.
Para llegar a ese objetivo, la idea de von Ahn es clara. “Mejorar el producto, hacerlo más atractivo, ha sido el plan hasta ahora y es lo que vamos a seguir haciendo”, admite. De hecho, la mayoría de usuarios de Duolingo destaca que es divertido, pero no como un juego al uso, pues al mismo tiempo pueden sacar algo de provecho. Y ese es el filón que la empresa seguirá explotando.
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