Hay quien dice que el dinero mueve el mundo, y puede que esté en lo cierto. Un estudio reciente realizado por el Wellcome Trust Center for Neuroimaging, del University College (UCLA de Londres, señala que, consciente o inconscientemente, puede condicionar nuestros esfuerzos, y que la recompensa económica, aunque sea sólo subliminal, nos impele a trabajar con mayor intensidad.
Los resultados del estudio, del que informa en un comunicado el WTC, han sido publicados en la revista Science. Los autores de la investigación, liderados por el profesor Mathias Pessiglione, de dicho Centro, explican al respecto que las motivaciones inconscientes en el ser humano a menudo son deducidas pero que rara vez pueden demostrarse empíricamente.
La investigación ha puesto de relieve que, incluso cuando una persona no sabe cuánto dinero está en juego o cuánto puede ganar, su esfuerzo es proporcional a la cantidad que en el fondo espera obtener.
Esta tendencia tiene un reflejo en la actividad cerebral que ha sido medido por los investigadores con imágenes de resonancia magnética (fMRI, una sofisticada técnica de diagnóstico que, a través de un campo magnético fuerte, ondas de radio y dispositivos computacionales, puede producir nítidas imágenes de los impulsos eléctricos de nuestro cerebro.
Prueba subliminal
La gente tiende a trabajar con mayor esfuerzo cuando percibe que puede ganar más dinero, incluso cuando esto último lo percibe de manera subliminal, señalan los resultados del estudio, que fue realizado con 18 voluntarios sanos, nueve mujeres y nueve hombres, de edades comprendidas entre los 18 y los 39 años.
Antes de que comenzara la investigación, a los participantes se les mostraron tres imágenes en una pantalla de ordenador. En una de ellas aparecía una libra británica, en otra un penique (de menor valor que la libra) y en la tercera un gráfico abstracto.
Las imágenes estuvieron ante sus ojos durante 100 milisegundos, un tiempo que produce una señal subliminal que nuestro cerebro capta aunque nosotros no nos demos cuenta. Después, los científicos entregaron a los participantes una agarradera y les pidieron que la apretaron la más fuertemente posible. Por último, los participantes miraron a la pantalla del ordenador, en la que aparecía el gráfico abstracto, que era sustituido brevemente por una libra o un penique.
Beneficio sobrentendido
Las monedas parpadeaban en la pantalla durante un intervalo de tiempo menor a un segundo, y los participantes a veces veían la moneda, distinguiendo si se trataba de un penique o de una libra. Pero, normalmente, lo que ocurría es que estas imágenes eran subliminales, y se desvanecían tan rápidamente que los voluntarios ni siquiera se daban cuenta de que habían aparecido en pantalla.
Los participantes sabían que cuanto más fuerte apretaran la agarradera, más dinero podían ganar, y apretaron más fuerte cuado veían la libra que cuando veían el penique, afirman los investigadores.
Esto no es sorprendente porque ya se sabía que el dinero es un buen incentivo, pero lo que sí fue interesante es que incluso cuando las monedas aparecían subliminalmente, en flashes de tan sólo 50 milisegundos, se esforzaban más cuanto mayor fuera el valor de la moneda. .
Motivación invisible
Por tanto, incluso la información inconsciente sobre las ganancias pueden motivar al trabajo arduo, concluyen los científicos. La medición de la actividad cerebral de los participantes con las mencionadas imágenes de resonancia magnética durante la prueba revelaron además que cierta área del cerebro se activa ante esta posibilidad.
Se trata del pallidum ventral, un área cerebral relacionada con la motivación y la recompensa. El pallidum es uno de los dos núcleos que conforman el núcleo lenticular (núcleo con forma de lente biconvexa situado entre la ínsula y el núcleo caudado y el tálamo del cerebro), uno de los núcleos grises centrales. También se le denomina “globo palido” y se divide en dos partes, el globo pálido interno y el externo.
La actividad y la llamada respuesta electrodérmica de conductancia cerebrales medidas indicaron que el pallidum ventral enviaba mensajes a las regiones motoras del cerebro que eran proporcionales a la perspectiva de la recompensa. La región motora orquestaba por tanto el comportamiento adecuado en función de dicha recompensa, incluso cuando el individuo no era consciente de ésta.
Cerebro y dinero
Esta investigación del Wellcome Trust Centre for Neuroimaging nos lleva a otra investigación anterior del mismo centro, dirigida por el científico Ben Seymour en la que se reveló otra relación más entre dinero y cerebro.
Tal como publicamos en un artículo anterior de Tendencias21, el estudio de Seymour señaló que la pérdida de dinero también activa una reacción automática en el cerebro: un miedo similar al que nos produce el dolor.
El cerebro reacciona de igual forma cuando perdemos dinero que cuando percibimos un riesgo inminente de sufrir daño físico, señalaron los resultados. Ambas situaciones generan una respuesta que se origina en el cuerpo estriado del cerebro y despiertan la necesidad de una acción defensiva inmediata.
Por tanto, la pérdida o la ganancia de dinero condicionan nuestra actividad cerebral de manera profunda, parecen decirnos las investigaciones. Tal vez el dinero no mueva el mundo, pero sí mueve al ser humano a un nivel instintivo.
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