¿Alguna vez se ha preguntado por qué no funcionó aquella dieta? Un estudio israelí he hecho un seguimiento de los niveles de azúcar en la sangre de 800 personas durante una semana y sugiere que incluso si todos comemos la misma comida, el cómo se metaboliza difiere de una persona a otra.
Los resultados, publicados en Cell, demuestran el poder de la nutrición personalizada para ayudar a las personas a identificar qué alimentos pueden ayudar u obstaculizar sus objetivos de salud.
Un estándar desarrollado hace décadas, llamado índice glucémico (IG), se utiliza para clasificar los alimentos según cómo afectan a los niveles de azúcar en la sangre, y es un factor utilizado por médicos y nutricionistas para desarrollar dietas saludables. Sin embargo, este sistema se basa en estudios que promediaron cómo respondieron pequeños grupos de personas a diversos alimentos.
El nuevo estudio, dirigido por Eran Segal y Eran Elinav del Instituto de Ciencia Weizmann de Israel, ha comprobado que el IG de un determinado alimento no es un valor fijo, sino que depende de la persona.
Para todos los participantes, se recogieron datos a través de cuestionarios de salud, medidas corporales, análisis de sangre, monitorización de la glucosa, muestras de heces y una aplicación móvil utilizada para informar del estilo de vida y la ingesta de alimentos (se midió un total de 46,898 comidas). Además, los voluntarios recibieron unas cuantas comidas estandarizadas/idénticas en sus desayunos.
Como era de esperar, la edad y el índice de masa corporal (IMC) estaban asociados con los niveles de glucosa en la sangre después de las comidas. Sin embargo, los datos también revelaron que diferentes personas muestran muy diferentes respuestas a la misma comida, pese a que sus respuestas individuales no cambiaban de un día para otro.
«La mayoría de las recomendaciones dietéticas que uno puede imaginar se basan en uno de estos sistemas de clasificación, sin embargo, lo que la gente no destaca, o tal vez no aprecia plenamente, es que existen profundas diferencias entre los individuos: en algunos casos, tienen respuestas opuestas, y esto es realmente un gran agujero en la literatura científica», dice Segal, del Departamento de Ciencias de la Computación y Matemáticas Aplicadas de Weizmann, en la nota de prensa de Cell Press recogida por EurekAlert!
«La medición de una cohorte tan grande sin prejuicios realmente nos ha iluminado sobre lo inexactos que estábamos siendo en torno a uno de los conceptos más básicos de nuestra existencia, que es lo que comemos y cómo integramos la nutrición en nuestra vida diaria», dice Elinav, del Departamento de Inmunología de Weizmann. «En contraste con nuestras prácticas actuales, ajustar las dietas al individuo es lo que puede permitirnos utilizar la nutrición como medio de controlar los niveles de azúcar en sangre y las enfermedades asociadas.»
Nutrición personalizada
Los estudios de nutrición se basan en que los participantes, lejos del laboratorio, sigan rígidamente una dieta y registren con sinceridad su ingesta de alimentos. En el estudio de Weizmann se pidió a los participantes (una muestra representativa de la población de Israel, todos voluntarios) que comieran un desayuno estandarizado como pan o glucosa cada mañana y también introdujeran todos sus comidas en una aplicación móvil-diario de alimentación.
A cambio, los investigadores proporcionaron un análisis de las respuestas personalizadas de los participantes a los alimentos. Elinav y Segal dicen que la presentación de informes de los participante concordó en gran medida con los datos biométricos obtenidos con monitores de glucosa.
Hubo muchas sorpresas. En un caso, una mujer de mediana edad con obesidad y la pre-diabetes, que había intentado sin éxito una serie de dietas en su vida, se enteró de que sus hábitos alimenticios «saludables» pueden en realidad estar contribuyendo al problema. Sus niveles de azúcar en la sangre se dispararon después de comer tomates, lo cual ocurrió varias veces en el transcurso de la semana del estudio.
«Para esta persona, una dieta a medida individualizada no habría incluido los tomates, y habría incluido otros ingredientes que muchos de nosotros no consideraríamos saludables, pero que lo son de hecho para ella», dice Elinav.
«Antes de que se llevara a cabo este estudio, no había manera de que nadie pudiera haberle proporcionado esas recomendaciones personalizadas, que pueden afectar sustancialmente a la progresión de su pre-diabetes.»
Para entender por qué existen esas enormes diferencias entre las personas, los investigadores llevaron a cabo un análisis del microbioma de muestras de heces recogidas de cada participante en el estudio. Cada vez más pruebas sugieren que las bacterias intestinales están vinculados a la obesidad, la intolerancia a la glucosa y la diabetes, y el estudio demuestra que de hecho hay microbios concretos correlacionados con lo que se eleva el azúcar en la sangre después de las comidas.
Aplicación del estudio
Mediante intervenciones dietéticas personalizadas adicionales realizadas a 26 participantes del estudio, los investigadores fueron capaces de reducir los niveles de azúcar en la sangre después de las comidas y alterar su microbiota intestinal. Curiosamente, aunque las dietas eran personalizados y por lo tanto muy diferentes en todos los participantes, varias de las alteraciones de la microbiota intestinal fueron consistentes entre los participantes.
«Después de ver estos datos, pienso en la posibilidad de que tal vez estamos muy equivocados conceptualmnete en nuestra forma de pensar acerca de la epidemia de obesidad y diabetes», dice Segal. «La intuición de la gente es que sí sabemos cómo tratar estos problemas, solo que las personas no hacen caso y comen sin control -pero tal vez la gente sí está cumpliendo, y lo que pasa es que en muchos casos les estaban dando consejo equivocado.»
«Es un conocimiento común entre los dietistas y médicos que sus pacientes responden de manera muy diferente a las dietas asignadas», añade. «Podemos ver en los datos que las mismas recomendaciones generales no siempre ayudan a la gente, y mi mayor esperanza es que podamos mover este barco en una dirección diferente.»
Los investigadores esperan que traducir lo aprendido en este proyecto de investigación básica pueda ser aplicado a un público más amplio a través de nuevos desarrollos algorítmicos que reducirían el número de datos que se necesitan para proporcionar a las personas informes nutricionales personalizados.
Referencia bibliográfica:
David Zeevi, Tal Korem, Niv Zmora, David Israeli, Daphna Rothschild, Adina Weinberger, Orly Ben-Yacov, Dar Lador, Tali Avnit-Sagi, Maya Lotan-Pompan, Jotham Suez, Jemal Ali Mahdi, Elad Matot, Gal Malka, Noa Kosower, Michal Rein, Gili Zilberman-Schapira, Lenka Dohnalová, Meirav Pevsner-Fischer, Rony Bikovsky, Zamir Halpern, Eran Elinav, Eran Segal: Personalized Nutrition by Prediction of Glycemic Responses. Cell (2015). DOI: 10.1016/j.cell.2015.11.001.
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