Muchos pueblos y ciudades alemanes parecen estar casi abandonados, como un pueblo fantasma del Oeste. Ni panadero, ni autobús, ni médico. Mientras, los que viven en la ciudad añoran la naturaleza, los animales, el aire fresco.
Algunas personas están revirtiendo la tendencia de mudarse de las zonas rurales a las ciudades, dejando atrás infraestructuras en pleno desmoronamiento, que dificultan la vida diaria de los que se quedan. Ahora tienen el apoyo de los investigadores del Instituto Fraunhofer (Alemania): En CeBIT, la feria de TIC más importante del mundo, que se celebra en marzo, mostrarán cómo planean crear nuevos modelos de negocio en las zonas rurales con la ayuda de TI interconectadas.
En las zonas rurales se están desarrollando fórmulas para contrarrestar el deterioro de las infraestructuras: Hay autobuses de transporte público que también transportan paquetes, autobuses escolares que no dejan a los niños en una parada de autobús, sino justo en frente de sus casas, etc. En las zonas menos densamente pobladas, la necesidad es la madre de la ciencia.
Ahora, el objetivo es interconectar iniciativas como éstas mediante las TIC, explica Mario Trapp, del Instituto Fraunhofer de Ingeniería de Software Experimental, en Kaiserslautern, citando un ejemplo: «Si no fuera por los niños de las escuelas, los servicios de autobuses públicos habrían desaparecido en algunas regiones. En otras áreas, se ofrece el coche compartido. Si todos supieran los unos de los otros, las tecnologías de la información podría ayudar a optimizar el sistema de transporte de toda una región».
‘Áreas rurales inteligentes’
Para hacer realidad esta visión, el Instituto está desarrollando una plataforma que conecta entre sí los distintos sistemas de TI -como el sistema de autobuses con la logística de entrega de paquetes-. El sistema proporciona las interfaces necesarias para que las diferentes soluciones aisladas puedan comunicarse entre sí de forma segura y en tiempo real.
Esta tecnología es la base del Laboratorio Viviente Áreas Rurales Inteligentes, que los investigadores presentarán en CeBIT, en Hannover, del 16 al 20 de marzo. Allí la gente podrá probar sus modelos de negocio para las zonas rurales con la ayuda de un simulador, sin tener que reprogramar repetidamente la aplicación para sus objetivos particulares.
«No es una tarea trivial que los sistemas de TI individuales funcionen en conjunto. Además, las redes de TI en las zonas rurales presentan dificultades específicas», señala Trapp, en la nota de prensa de Fraunhofer. A diferencia de las ciudades, los datos no pueden fluir sin interrupción desde los sensores a la nube. El problema es que los diferentes mundos de los sistemas de TI se basan en diferentes protocolos de software, infraestructuras de TI, lenguajes de programación, fases de desarrollo, simuladores, etc.
Además, los diversos componentes de las redes rurales están distribuidos en zonas muy grandes, y también deben funcionar cuando están separados de la red: por ejemplo, si hay problemas con la red inalámbrica o con la banda ancha.
Menos inversión
«Muchas empresas reconocen el potencial de las TI en las zonas rurales, pero tienen miedo de las altas inversiones necesarias. En el Living Lab pueden probar por primera vez sus ideas», afirma Trapp.
Los científicos están trabajando también en otras fórmulas. Por ejemplo, quieren usar los smartphones para organizar un servicio de paquetería en las gasolineras. «La mayoría están ubicadas a lo largo de las principales rutas de tráfico de los viajeros, y son por lo tanto también de fácil acceso para las personas que viven en las zonas más remotas», añade Trapp.
El objetivo es que todos ganen: los beneficiarios, porque pueden recoger fácilmente sus paquetes en el camino a casa desde el trabajo -la información se envía a sus teléfonos inteligentes-; para la industria de entrega de paquetes, porque les ahorra costes; y para la estación de servicio, que gana dinero por el servicio adicional que ofrece.
Sensores medioambientales
También en el ámbito rural, investigadores de la Universidad de Southampton (Reino Unido) están colaborando en un proyecto multidisciplinar que podría ver un avance importante en los sensores medioambientales.
Kirk Martinez, de Electrónica e Informática, y Jane Hart, de Geografía y Medio Ambiente, utilizarán combinaciones innovadoras de tecnologías del Internet de las Cosas (IoT) -dispositivos inteligentes conectados a Internet- en un sistema de red de sensores medioambientales para entornos montañosos remotos.
Martinez y Hart trabajan con colegas de la Universidad de Dundee (Escocia) en un proyecto de dos años, en las montañas Cairngorm y su objetivo es observar turberas, procesos hidrológicos, y de congelación del suelo. Las montañas Cairngorm contienen algunos de los hábitats más vulnerables de Gran Bretaña. Los ensayos se llevarán a cabo en un área que ya está siendo supervisada por investigadores de Dundee.
Como señala Martinez en la nota de prensa de la universidad, «las redes de sensores inspirados en el Internet de las Cosas ofrecen una nueva y revolucionaria forma de investigar el medio ambiente. Mediante la integración de sensores en el paisaje, muchos entornos remotos o peligrosos pueden medirse en vivo por primera vez, a lo largo de todo el año».
Aunque los sensores ya se han utilizado en entornos medioambientales, su uso no esta generalizado. Como dice Hart, «la siguiente fase en la investigación es revolucionar su facilidad de uso».
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