Los consumidores que viven en mercados emergentes, entre los que se encuentran Malasia, Rusia y Arabia Saudita, pagan tres veces más por la banda ancha que los que pertenecen a mercados más maduros. Esta es una de las conclusiones que ha extraído la empresa de telecomunicaciones independiente Ovum en uno de sus últimos estudios realizados.
El autor del informe, Ángel Dobardziev, señala en IIFL que “el coste de la banda ancha en algunos países emergentes es tres veces mayor, pero si esto además se une a los bajos salarios de las personas que viven allí, se convierte en un lujo casi inalcanzable para todos, exceptuando a los que pertenecen a una clase social un poco más elevada”.
En el estudio se han investigado un total de 15 mercados emergentes que son: Asia (India, Malasia, Pakistán y Filipinas), Europa del Este (Polonia y Rusia), Oriente Medio y África (Bahrein, Jordania, Kenya, Nigeria, Arabia Saudita y Sudáfrica) y América del Sur y Central ( Colombia, México y Venezuela).
De los países que se puede poner como ejemplo es Nigeria, con una de las tarifas más elevadas, tal y como se refleja en el estudio, pues algunos de sus servicios cuestan más de 2.000 dólares al año. Y todo esto a pesar de que el país tiene un PIB per cápita de 1.170 dólares.
Pero con diferencia la zona donde los precios de la banda ancha son más elevados es en el Sur de África. Los costes anuales de algunos servicios ascienden a más de 5.000 dólares, a pesar de que es la única zona que tiene un PIB de 5.820 dólares al año.
Tal es la situación que, según el analista, el alto coste de la banda ancha en algunos países sólo está contribuyendo a crear más divisiones en el mercado global, y a aumentar la brecha en términos de adopción de servicios. Dobardziev considera que la clave para que la banda ancha sea más asequible para los mercados emergentes está en que se produzca un aumento en la oferta y la competencia, que actualmente es modesta en la mayoría de los mercados y no existe fuera de las áreas urbanas principales. No obstante, esto depende de decisiones gubernamentales.
Un fenómeno imparable
La publicación de estos datos coincide con la reunión mantenida por los miembros de la Comisión de Banda Ancha para el Desarrollo Digital para discutir los planes para acelerar el despliegue internacional de la banda ancha. En el encuentro, el secretario general de la UIT, Hamadoun Touré, instó a los dirigentes mundiales a velar por que en 2015 más de la mitad de la población mundial tenga acceso a las redes de banda ancha, y por que el acceso a las redes de alta velocidad se transforme en un derecho civil básico.
No obstante, en el Informe elaborado por la Comisión, hecho público en el encuentro, se insiste, al igual que se hace en el estudio de Ovum, que mientras que los abonados del mundo desarrollado –por ejemplo en el Reino Unido, los Estados Unidos, Canadá o Australia- pagan menos del 1 por ciento de la renta media mensual nacional por una conexión rápida en banda ancha, en muchos de los países menos adelantados del mundo, según la clasificación de las Naciones Unidas, como Etiopía, Malawi o Níger, el costo de una conexión en banda ancha, incluso relativamente lenta, es varias veces superior a un salario mensual medio.
De esta forma, la asequibilidad económica guarda una relación directa y clara con la asimilación, de modo que mientras el 30 por ciento aproximadamente de los habitantes de los países muy «cableados» de Europa Occidental, Oceanía y América del Norte tienen un abono a la banda ancha, en los países del grupo BRIC la tasa de penetración es modesta, en torno al 10 por ciento, y en las naciones más indigentes del mundo la banda ancha llega a menos del 1por ciento de la población.
Las estrategias para conseguir este despliegue de la banda ancha son entre otras, coordinar esfuerzos entre todos los sectores, industria, administración y economía, ya que el desarrollo de proyectos aislados o parciales, es ineficaz y retrasa la prestación de la infraestructura, fundamental en el mundo moderno.
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