Los padres que llevan a sus hijos al parque pueden verse tentados a sacar su teléfono móvil para enviar un texto rápido o chequear Facebook. Puede ser más prudente, sin embargo, mantener la concentración en su hijo para asegurarse de que juega con seguridad, según dos estudios realizados en EE.UU.
Estudios previos han demostrado que los padres que se distraen en casa son menos propensos a supervisar a sus niños. Los dispositivos electrónicos son una creciente fuente de distracción, pero su impacto en la supervisión de los padres en el patio no se había estudiado.
Dos investigadores observaron a los cuidadores y a los niños en siete zonas de juegos de Nueva York. También trataron de determinar si los niños asumían más riesgos cuando se distraían sus cuidadores.
Los investigadores seleccionaron al azar a cuidadores con sólo un niño que parecía estar entre las edades de 18 meses y 5 años. Un investigador observó al cuidador durante 10-20 minutos y registró cuatro comportamientos cada dos minutos: supervisión visual, supervisión auditiva, en qué medida estaba pendiente del niño, y distracción. El otro investigador observó la frecuencia con que el niño asumía riesgos.
Los investigadores observaron 50 pares cuidador / niño y registraron 371 episodios de dos minutos. Los cuidadores estuvieron distraídos durante el 74% de estos episodios. La mayoría de las distracciones, sin embargo, se consideraron leves, puesto que la mayoría de la atención del adulto seguía centrada en el niño.
Sorprendentemente, los teléfonos móviles no eran la mayor distracción. Hablar con otros adultos representaba el 33% de todas las distracciones, mientras que los dispositivos electrónicos, como teléfonos móviles, fueron responsables del 30%. El 37% restante de las distracciones incluía comer, beber, mirar en una bolsa o cartera, lectura y otras actividades.
Ruth Milanaik, del Centro Médico Cohen para Niños, de Nueva York, señala en la revista AAP News, de la Academia Americana de Pediatría (AAP), que hay que estar pendientes del creciente riesgo que suponen los aparatos móviles para la concentración durante el cuidado de los noños.
Los niños cuyos cuidadores estaban distraídos eran significativamente más propensos a realizar comportamientos de riesgo. Los investigadores observaron cinco caídas, tres de las cuales tuvieron lugar mientras un cuidador estaba distraído. Ninguno de los niños resultó herido de gravedad.
«A veces los niños se lesionan a pesar de que la vigilancia sea estrecha, y eso es parte del crecimiento natural y el aprendizaje», dice Milanaik. «Sin embargo, deberían hacerse todos los esfuerzos por parte de los cuidadores para reducir estos incidentes al mínimo.»
Apagar los teléfonos
Si los móviles pueden distraer a los padres, también pueden distraer a los hijos. Otro estudio realizado en EE.UU. ha intentado averiguar cómo ven los padres el uso de los mismos por parte de los niños.
Los científicos entrevistaron a cuidadores de niños menores de 9 años de forma individual o en grupos de entre dos y cinco. Los participantes incluyeron a madres (63 por ciento), padres (26 por ciento) y abuelas (11 por ciento) con una edad media de 38 años. Un tercio eran padres solteros, el 43 por ciento eran no blancos y el 40 por ciento tenía una educación secundaria o menor.
Los entrevistadores hicieron primero preguntas estándar sobre tecnología y crianza de los hijos (por ejemplo, qué reglas de uso de redes sociales habían puesto los padres, en qué medida influye el uso de dispositivos móviles en el aprendizaje infantil y en el comportamiento, y riesgos y beneficios percibidos). Luego se fomentó la discusión entre los participantes.
«Una de las cosas sorprendentes de estas entrevistas fue que los padres nos dieron las gracias por dejarles hablar del tema y compartir sus opiniones», explica en una nota de prensa de la AAP, recogida por EurekAlert!, la autora principal, Jenny Radesky, profesora ayudante de pediatría de la Facultad de Medicina en la Universidad de Boston, y pediatra de desarrollo conductual en el Boston Medical Center.
Los resultados mostraron que los cuidadores tenían un alto grado de tensión en materia de tecnología. Muchos dijeron sentir que tenían que comprar tabletas a sus hijos para mantenerse al día con las demandas educativas y laborales.
Los padres también estaban preocupados por la fuerza con que sus hijos se sentían atraídos por los dispositivos móviles y juegos, y algunos decían que sus hijos estaban «enganchados» o eran «adictos». También estaban preocupados de que el tiempo dedicado a las pantallas perjudicara las habilidades sociales de sus hijos. Otros padres se preocupaban de que la dependencia de la tecnología hiciera a su hijo menos creativo o que pensara menos por sí mismo.
Muchos cuidadores de ingresos bajos dijeron que era difícil mantenerse al tanto de las aplicaciones o las redes sociales que usaban sus hijos, y que no se sentían seguros de su capacidad para establecer límites sobre el uso de dispositivos móviles.
Los padres también hicieron ver algunos beneficios, como la capacidad de que aprendieran cosas que no habían probado en la «vida real». También señalaron que las aplicaciones son menos costosas que los juguetes, que los dispositivos ayudan a mantener a los niños quietos cuando los padres están estresados, y que las aplicaciones de chat de vídeo se pueden utilizar para conectar con familiares lejanos.
Referencias bibliográficas:
Anna Krevskaya, Janet Lee, David Meryash, Ruee Huang, Ruth L. Milanaik: Playground Observation Study: Come, Play, Put Your Electronic Device Away.
Jenny S. Radesky, Caroline Kistin, Staci Eisenberg, Barry Zuckerman, Michael Silverstein: Parent Views About Mobile Device Use Around and By Young Children: Implications for Anticipatory Guidance.
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