La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC) define el síndrome postvacacional como un “estado de malestar muy genérico, con síntomas físicos y psíquicos, que afecta a un grupo bastante determinado de personas, y que está relacionado con los primeros días de incorporación al trabajo, después de un periodo de vacaciones”. Este síndrome se manifiesta con síntomas físicos, como cansancio, fatiga, falta de apetito y de concentración, somnolencia, taquicardia, dolores musculares, de estómago, falta de aire o insomnio. Pero también se puede detectar mediante la observación de otros comportamientos psíquicos, como la irritabilidad, falta de interés, nerviosismo, inquietud, tristeza o indiferencia.
Para comprobar cómo afectaba la vuelta al trabajo a la población española, Randstad, empresa especializada en recursos humanos, realizó durante el mes de agosto pasado una encuesta a un total de 1.593 personas repartidas por toda la geografía del país. Del análisis de los datos obtenidos se desprende que más de la mitad de los trabajadores reconoce sufrir síndrome postvacacional, concretamente el 57% de los consultados.
El perfil del afectado
Las mujeres, españolas, de entre 25 y 29 años y con estudios universitarios, son las que más sufren este trastorno. Y es que, según indican los resultados de la encuesta, a las mujeres les cuesta más volver a la rutina con las pilas cargadas. El 63% de féminas frente al 51% de varones lo admite sin reservas.
Por edad, parece que es en la segunda fase del desarrollo profesional cundo más difícil resulta reincorporarse al puesto de trabajo. Así, el 65% de los aquejados por el síndrome son profesionales entre 25 y 29 años. Los datos demuestran que al comienzo y al final de la vida laboral no es tan traumático regresar al trabajo. La mayoría de los menores de 25 años, un 53% niega padecer este malestar. Del mismo modo, casi la mitad de los consultados mayores de 45 años, un 49%, reconoce que no sufre estos síntomas.
La educación también influye en la normalidad con la que asumimos las responsabilidades laborales. El informe demuestra que a mayor nivel educativo, más dificultad para volver a la rutina. El 52% de los encuestados con estudios básicos afirma que no le supone ningún trauma reincorporarse al periodo laboral.
En cuanto a la nacionalidad, llama la atención que los españoles parecen tener más problemas para pasar de la playa a la oficina que los trabajadores de otras procedencias: un 60% de españoles reconoce haber padecido el síndrome postvacacional al menos una vez en la vida, frente al 46% de los extranjeros.
Por último, la incidencia de esta pequeña depresión varía según la comunidad autónoma en la que se realiza la encuesta. Baleares, La Rioja, Madrid, Cataluña y País Vasco lideran el ranking de autonomías cuyos trabajadores la sufren más. Por el lado contrario de la clasificación se encuentran Castilla-La Mancha, Cantabria, Murcia, Asturias y Castilla y León.
• El 57% de los trabajadores reconoce que sufre el síndrome postvacacional. Sus síntomas son tanto físicos como psicológicos: cansancio, inapetencia, insomnio, irritabilidad, nerviosismo, tristeza…
• Lo padecen más mujeres que hombres. El perfil del afectado es el de una mujer española, de entre 25 y 29 años y con estudios universitarios.
• Para evitarlo hay que tomar medidas físicas y psicológicas. Es recomendable adaptar gradualmente los horarios a la nueva jornada laboral, priorizar las tareas a realizar y saber que el síndrome sólo dura dos o tres días.
Cómo evitar el síndrome postvacacional
El informe elaborado por Randstad señala que los colectivos más afectados por la vuelta al trabajo son también aquellos que más tardan en superarlo. La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria establece un periodo máximo de entre 7 y 10 días para dejar de lado este malestar. A partir del décimo día, ya no puede considerarse como tal y es preciso buscar otro tipo de explicaciones a los síntomas presentados.
Pero antes de caer en “depresión” es mejor conocer cómo se puede prevenir la aparición del síntoma. La SemFYC propone algunos consejos físicos y psicológicos que pueden ser de gran utilidad. En primer lugar, tratar de regular los horarios y el reloj biológico unos días antes de la vuelta al trabajo, para que nuestro cuerpo se adapte con más facilidad a la nueva rutina, e intentar graduar la intensidad de las tareas, teniendo en cuenta que nuestro rendimiento irá aumentando poco a poco.
En segundo lugar, no hay que descuidar el perfil psicológico del síndrome. Así, es recomendable evitar oponer constantemente las vacaciones al trabajo como dos periodos completamente antagónicos, uno de placer y otro de malestar y sufrimiento. Puede resultar más fácil si se organizan actividades de ocio compatibles con los horarios de actividad laboral.
Por otra parte, es aconsejable planificar las tareas de los primeros días y establecer un orden de importancia de las mismas, para tomar, de este modo, el control sobre la jornada de trabajo. Pero sobre todo, ser consciente de que el síndrome postvacacional el sólo un malestar común que, si se manifiesta, no suele tardar en desaparecer más de dos o tres días.
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