Es conocido que una caída a cierta edad puede significar una importante reducción de la calidad de vida de la persona, además de provocar grandes costos en cuanto a gastos médicos. En personas mayores de 65 años, los accidentes y caídas son la principal causa de deceso a nivel mundial, de acuerdo a las estadísticas de los centros de atención especializada en todo el planeta.
Al mismo tiempo, ocupan el lugar de vanguardia en cuanto a lesiones que no implican la muerte de la persona y en relación a atenciones por traumatismos y golpes en hospitales. Teniendo en cuenta esto, se calcula que sobre el año 2020 los costos directos e indirectos relacionados con estos accidentes lleguen casi a los 55 mil millones de dólares anuales.
Estos datos han llevado a que un equipo de especialistas de la Escuela de Ingeniería, la Facultad de Medicina, el Departamento de Psicología y el Instituto sobre el Envejecimiento de la Universidad de Virginia, Estados Unidos, junto a investigadores del consorcio AFrame Digital, desarrollen un proyecto con el propósito de crear redes de sensores inalámbricos para monitorear este tipo de casos.
Luego de una primera etapa de investigación en laboratorio, los sistemas ya están comenzado a ser probados en personas de edad avanzada, con el objetivo de perfeccionar la tecnología empleada. La herramienta creada podría ser capaz de identificar los problemas que desembocan en caídas o accidentes mortales.
Características del sistema
El mecanismo funciona a través de una conexión inalámbrica desarrollada por AFrame Digital, a la cual se conectan los sensores, que aportan datos en tiempo real. Se prevé que la tecnología pueda ser comercializada en un futuro cercano, pudiendo constituirse en una interesante alternativa en residencias de ancianos, geriátricos y centros de atención médica especializados en problemáticas de la tercera edad.
Asimismo, como los sensores permiten un fácil manejo, los responsables de la investigación creen que estimularán la atención de personas mayores en sus propios hogares, algo que lógicamente repercutirá positivamente en su calidad de vida y reducirá notoriamente los gastos de atención sanitaria.
Los avances incluyen hasta el momento la investigación de sensores inalámbricos colocados como reloj de pulsera (con ensayos desde hace cinco años) y sensores capaces de medir cuantitativamente los patrones que desembocan en caídas. Esto incluye una gran cantidad de datos sobre el movimiento humano, por ejemplo en cuanto a aceleración lineal, tasa de rotación y otros.
En la actualidad, este tipo de controles del movimiento se llevan a cabo en los mismos centros de atención médica, utilizando un tapiz rodante y sensible a la presión y con vigilancia por cámaras de vídeo. Aunque puede aportar información precisa, se trata de una metodología más onerosa y relativamente limitada en su aplicación.
Diversas aplicaciones y utilidades
También existe una faceta psicológica en esta investigación, ya que con este tipo de desarrollos se promueve la independencia de los adultos mayores gracias a un mejoramiento de su calidad de vida, disminuyendo los problemas relativos a pérdida de confianza y autoestima que supone cada caída o accidente, al tratarse de una emoción negativa.
Las implicancias de este proyecto no se circunscriben a la realidad de los ancianos. Según creen los investigadores, una vez que estos sensores alcancen una etapa importante de su desarrollo y prueba, podrán pasar a formar parte de la tecnología empleada en cuestiones militares, concretamente para el análisis de los movimientos desarrollados por los soldados durante el combate.
De acuerdo a un comunicado de prensa de la Universidad de Virginia, algunos de los investigadores que conforman el equipo interdisciplinario de trabajo abocado a este proyecto son: Mark Hanson, estudiante de doctorado en ingeniería eléctrica; Juan Lach, profesor asociado de ingeniería eléctrica e informática; Bruce Wilson, jefe de operaciones de AFrame Digital; Donna Hearn, presidenta del Departamento de Psicología y Adam Barth, estudiante de doctorado de ingeniería eléctrica.
Aunque indudablemente resultó todo un reto unir profesionales de disciplinas tan diversas, la experiencia de este enfoque multidisciplinario fue más que positiva de acuerdo a lo que indican los propios investigadores, que incluso califican de imprescindible esa diversidad para la concreción del proyecto.
Hacer un comentario