Este nuevo estilo periodístico degenerado o cultura cutre que difunde noticias falsas, tanto locales como globales, es un nuevo aspecto generador de inseguridad para el ciudadano y hemos de abordar la toma de posiciones y medidas ante esta creciente agresión.
En este sentido, si bien es cierto que el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación está permitiendo la rápida difusión de cualquier noticia interesante y necesaria, también está favoreciendo que se produzca la dispersión de noticias adulteradas por intereses espurios y su utilización para fines políticos o rumorologías económicas, generando con ello un ruido intencionado en la comunicación, desconfianza en los canales y desacreditación de los medios, con la consiguiente preocupación ciudadana.
En definitiva, las fake news, especialmente difundidas a través de los medios de comunicación y portales de noticias, y de amplia e inmediata repercusión a través de las redes sociales, consiguen tan rápida y amplia multiplicación que, finalmente, triunfan en un plano perverso, como es el del río revuelto y la ganancia de los pescadores que recogen el fruto de la, desacreditación o desinformación que provocan.
Esta estrategia de la desinformación o difusión de noticias falsas o bulos tiene también relación directa con la contrapropaganda, o propaganda destinada a contrarrestar los efectos de una información no deseada, y la posverdad, neologismo que describe la distorsión deliberada de una realidad, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales, en la que los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales.
Las fake news se emiten y difunden con la intención deliberada de engañar, inducir a error o mala interpretación, manipular decisiones, desprestigiar a instituciones, entidades o personas y obtener lucros económicos o ventajas políticas.
Pero, no todo está perdido y ya se van moviendo las soluciones. Recientemente el CCN (Centro Criptológico Nacional), adscrito al CNI (Centro Nacional de Inteligencia) ha publicado un informe bajo el título Desinformación en el ciberespacio en el que alerta a las entidades públicas y privadas de la necesidad de trabajar unidas frente a las conocidas como fake news. El objetivo es identificar este tipo de noticias y neutralizar las consecuencias de la desinformación.
Este inicial informe hace una recopilación de los diferentes riesgos que existen en nuestro país frente a los ataques de las fake news y presenta un decálogo de recomendaciones para que, desde las diferentes posiciones globales, locales o personales se pueda enfrentar este tipo de contenidos maliciosos o malintencionados.
Según se indica en sus páginas, “la primera y la última víctima de las guerras de comunicación son los ciudadanos”, y por este motivo, invitan especialmente a los usuarios de los medios digitales a extremar las precauciones para detectar noticias o campañas de desinformación y evitar ser manipulados.
Estas son las diez medidas propuestas:
- Analiza la fuente de las noticias que recibes y consumes y quiénes se encuentran detrás de la publicación.
- Duda de los ‘’pantallazos’’ que recibas por redes sociales que pueden venir dando verosimilitud a una historia falsa.
- Verifica quién te ha compartido la noticia y en qué contexto y qué fecha tiene la información, quién es la fuente y qué otros medios lo han difundido.
- Ojo con las falsas cuentas o ayudas “humanitarias” que, en ocasiones, están manejadas por robots o por terceras personas encargadas de conseguir datos y controlar perfiles.
- No seas parte del algoritmo y contrasta fuentes de información alternativas.
- Lee la letra pequeña, no te quedes sólo con la sensación que puede generar un titular y una fotografía.
- Mantente alerta con los contenidos patrocinados de origen desconocido.
- Desconfía de estrellas invitadas o manipuladas.
- Mantén el pensamiento crítico y la cabeza fría.
- Tú puedes parar una falsedad y la forma viral con la que se extienden las noticias, los rumores y los falsos comentarios.
Este decálogo de recomendaciones incluye medidas como el análisis de la fuente de la que provienen las noticias, sobre todo si tienen como origen plataformas no tradicionales con escasa transparencia o rigurosidad, y advierte también contra los ‘pantallazos’ que no incluyan el enlace a la información fuente.
Sin duda, las fake news forman parte de los tiempos que vivimos, en una sociedad no sólo globalizada sino convertida en vulnerable y manipulable por hiperconectada. La utilidad y belleza del progreso del que disfrutamos conlleva el entrenamiento para el manejo de la otra cara de una realidad plagada para muchas personas de inseguridades y amenazas.
En una sociedad en la que campan libremente las crisis prolongadas, los conflictos violentos, los desastres naturales, la pobreza persistente, la corrupción, las epidemias y las recesiones económicas que imponen privaciones e inestabilidad, poniendo en peligro el desarrollo sostenible, no debiéramos tener que ocuparnos, además, de la criminal actitud de los manipuladores mediáticos, auténticos insectos trepanadores de la verdad.
Mantengamos la disciplina frente a la autoexigencia de rigor en la comprobación de veracidad de todo lo que vemos y leemos, pero, sobre todo, de aquello que comentamos o difundimos, para que, con nuestra campaña personal contra la falsedad, empecemos a ser parte de la solución en lugar de convertirnos en los involuntarios factores del problema en los que quieren convertirnos.
La prevención es el objetivo fundamental de la seguridad humana, y pasa por la búsqueda de las causas de las vulnerabilidades para enfrentar las amenazas (en el caso que nos ocupa, las fake news) con especial atención a los riesgos incipientes, haciendo hincapié en la intervención temprana, y promoviendo soluciones que consoliden la cooperación social y hagan valer el respeto a los derechos humanos y la dignidad, como base para la arquitectura de un estado de bienestar basado en el respeto y la veracidad, legítima exigencia y derecho de los ciudadanos.
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