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Un modelo identifica el comportamiento online de potenciales terroristas

Un equipo de la Universidad de Miami (EE.UU.) ha desarrollado un modelo para identificar patrones de comportamiento en los grupos en línea de partidarios del IS/Daesh. El sistema podría proporcionar a la policía cibernética y otros guardianes antiterroristas un mapa de la actividad de estas personas, así como indicadores de cuándo podrían producirse ataques en el mundo real.

Un modelo identifica el comportamiento online de potenciales terroristas

Un equipo de investigadores de la Universidad de Miami (Florida, EE.UU.) ha desarrollado un modelo para identificar patrones de comportamiento entre los grupos en línea de partidarios del IS/Daesh que podrían proporcionar a la policía cibernética y otros guardianes antiterroristas un mapa de su actividad e indicadores de cuándo las condiciones son propicias para la aparición de ataques en el mundo real.

Los investigadores, que identificaron y analizaron segundo a segundo registros en línea de 196 grupos pro-IS que operaron durante los primeros ocho meses de 2015, encontraron que a pesar de que la mayor parte de los más de 108.000 miembros individuales de estos grupos auto-organizados probablemente nunca se reunieran, tenían una capacidad sorprendente para adaptarse y extender su longevidad en línea, aumentar su tamaño y número, reencarnarse cuando cerraban sus foros, e inspirar a los lobos solitarios sin antecedentes de extremismo para llevar a cabo ataques terribles como el tiroteo en masa más mortal del país, ocurrido en un club gay de Orlando esta semana.

«Era como ver cristales formándose. Hemos sido capaces de ver cómo se materializaba la gente en torno a ciertos grupos sociales: estaban conversando y compartiendo información, todo en tiempo real», dice Neil Johnson, físico, que utiliza las leyes de la física para estudiar el comportamiento colectivo, no sólo de las partículas, sino de las personas.

«La pregunta es: ¿Puede haber una señal de cómo se organiza la gente colectivamente sin que haya un sistema como tal?» La respuesta se publica en la revista Science, informa la universidad en una nota.

Generalizando una ecuación matemática utilizada comúnmente en la física y la química al desarrollo y crecimiento de los grupos pro-ISIS, Johnson y su equipo de investigación fueron testigos de las interacciones diarias que impulsan el apoyo en línea a estos grupos, y la forma en que se juntan y proliferan antes de la aparición de las campañas del mundo real.

Frutrar estallidos de violencia

Los investigadores sugieren que al concentrarse sólo en estos relativamente pocos grupos de seguidores serios -los que discuten detalles operativos como vías de financiación y cómo evitar los ataques de drones- la ciberpolicía y otros organismos de control anti-terrorista podrían controlar su acumulación y transformaciones y frustrar la aparición potencial de un estallido de violencia.

«Eso elimina el trabajo de adivinar. Con ese mapa, la policía puede entender mejor lo que está pasando, quién está haciendo qué, mientras que las agencias de seguridad del Estado pueden controlar mejor lo que podría estar desarrollándose», dice Johnson. «Así que el mensaje es: Encontrar a los colectivos, o al menos una porción representativa de ellos, y así tomaremos el pulso de toda la organización, de una manera que no sería posible tamizando millones de usuarios de Internet y realizando un seguimiento de individuos específicos, o hashtags específicos», dice Johnson.

‘Lobos solitarios’

Aunque el equipo de Johnson se concentra en la ecología del comportamiento colectivo, no en personas individuales, su mapa podría acabar ayudando a los funcionarios de seguridad a realizar un seguimiento de personas como Omar Mateen, que declaró su lealtad al IS y otros grupos extremistas, mientras mataba a 49 personas y hería a otras 53 el pasado domingo. Las autoridades dicen que era un actor solitario que se radicalizó en línea.

«Nuestra investigación sugiere que cualquier lobo solitario en línea estará realmente solo durante cortos períodos de tiempo», dijo Johnson. «Como resultado del proceso de coalescencia que se observa en la actividad en línea, todo lobo solitario había estado recientemente en un colectivo, o pronto estaría en otro. Con el tiempo, seríamos capaz de realizar un seguimiento de las trayectorias de los individuos a través de esta ecología de los colectivos».

Para el estudio, Johnson y su equipo supervisaron ​grupos pro-ISIS de VKontakte, el mayor servicio de redes sociales en línea de Europa, que tiene sede en Rusia y tiene más de 350 millones de usuarios de múltiples culturas que hablan varios idiomas. A diferencia de Facebook, que cierra muy rápidamente estos grupos, son capaces de sobrevivir más tiempo en VKontakte.

Los investigadores comenzaron su búsqueda en línea de chats pro-ISIS manualmente, identificando hashtags específicos de redes sociales, en varios idiomas, que se utilizan como «señales» para localizar a los grupos más serios. El coautor del estudio Stefan Wuchty, profesor de informática y miembro del Centro de Ciencias de la Computación, comparó la búsqueda de hashtags con lanzar una piedra a un lago, observar las olas, y a continuación, seguir cada una de ellas.

Se rastrearon los hashtags hasta encontrar los grupos en línea, y los datos se introdujeron en un sistema de software que montó la búsqueda; los resultados se repitieron hasta que la persecución llevó de nuevo a grupos previamente introducidos en el sistema. La ecuación matemática que Johnson y su equipo tomaron prestada de la química y la física ilustra la fluctuación de los grupos en línea y señala posibles predicciones.

«La matemática describe perfectamente lo que vimos en tiempo real, lo grande y rápidamente que crecen estos grupos en línea y la rapidez con que fueron cerrados por las agencias u otros grupos de vigilancia», dice Johnson.

Los autores consideran que si se consigue censurar un espacio de propaganda se romperán todos los vínculos entre los seguidores de la red. “No elimina a los seguidores ni se les impide unirse a otros grupos posteriormente, pero se frustran las actividades a favor del Daesh a corto plazo”, explica Wuchty a Sinc.

Ciberpolicía

A medida que la policía cibernética u otras entidades antiterroristas mejoraban en el cierre de grupos, Johnson y su equipo observaron que los grupos se reencarnaban cambiando sus nombres e identidades, o autocerrándose y quedándose tranquilos, como si estuvieran en modo oculto, reapareciendo más tarde bajo una identidad diferente.

«Gran parte de la comunidad científica se centra en diferentes explicaciones de por qué las redes sociales son tan importantes, y creo que hemos encontrado investigaciones que presentan una especie de método de cristalización, mirando la dinámica de estos grupos y la forma en que cristalizan, aparecen, y se transforman en otros grupos».

Los expertos consideran que los grupos de apoyo al Daesh son entidades sin líderes, que se autoorganizan y están en continuo cambio, aumentando su actividad semanas antes de que se produzcan ataques.

Los resultados de un estudio previo del mismo grupo demostraron también que las mujeres son los núcleos en la comunicación en línea de los extremistas.

El trabajo de Johnson y su equipo para distinguir el apoyo serio pro-IS de la charla informal comenzó en gran parte por casualidad en 2014, cuando estaban trabajando en un proyecto para desarrollar un modelo de predicción de la agitación o la protesta de masas basada en la actividad en línea. Entonces surgió el IS, que asesinó al periodista Steven Sotloff, vinculado con la Universidad de Miami.

Referencia bibliográfica:

N. F. Johnson, M. Zheng, Y. Vorobyeva, A. Gabriel, H. Qi, N. Velasquez, P. Manrique, D. Johnson, E. Restrepo, C. Song, S. Wuchty: New online ecology of adversarial aggregates: ISIS and beyond. Science (2016). DOI: 10.1126/science.aaf0675.

RedacciónT21

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