Expertos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT y de la británica Universidad de Cambridge trabajan para desarrollar soluciones arquitectónicas que hagan que los edificios sean más frescos sin necesidad de sistemas de aire acondicionado. De esta forma, se pretende evitar el excesivo uso de estos sistemas, empleados especialmente en los edificios comerciales.
Estos sistemas de los edificios comerciales consumen una sexta parte de toda la energía que utilizamos en el mundo desarrollado de las sociedades occidentales. En España, según el Ministerio de Industria, el consumo de energía doméstico por aparatos de aire acondicionado, representa aproximadamente un tercio del total nacional y supone un gasto anual estimado en más de 1.700 euros por familia.
Según informa el MIT en un comunicado, los esfuerzos de estos investigadores se centran en el desarrollo de una herramienta informática que ayude a las arquitectos a diseñar edificios comerciales que se mantengan frescos gracias a las corrientes de aire naturales. Una explicación más detallada del sistema fue publicada en marzo del 2005 en el boletín Energy, del MIT.
El profesor Leon R. Glicksman, director del Building Technology Program del MIT, considera que los edificios pueden ser planificados para aumentar el flujo de aire y que así se mantenga la temperatura, de manera que pueda reducirse e incluso eliminarse el uso de aire acondicionado tradicional.
Pero son ideas nuevas que los arquitectos temen aplicar por si acaso no funcionan. Herramientas informáticas y experimentos con modelos a escala están sirviendo para apuntalarlas.
Ejemplo real y maqueta correctora
De hecho, en la actualidad ya existe un edificio en Luton, Inglaterra, que fue diseñado para utilizar la ventilación natural. Varios pisos abiertos hacia un patio central, ventanas en cada piso y cinco grandes respiraderos con ventiladores en la parte alta del patio, son soluciones que han demostrado funcionar bien.
Durante seis meses, los investigadores registraron las temperaturas y otras condiciones en el edificio, que funciona casi como se esperaba: el aire fresco entra por las ventanas, penetra en el patio y sale por los respiraderos del techo. Sin embargo, las mediciones cerca del patio mostraron que el aire de esa zona se movía hacia las ventanas, algo que no debe pasar con el aire fresco.
Por eso, los científicos se centraron en investigar qué pasaba. En una réplica del edificio Luton, que es del tamaño de una doceava parte de éste, reprodujeron objetos que daban calor –emulando a personas, ordenadores, etc-, y generaron simulaciones informáticas con las que calcular el flujo de aire entre las salas, el patio y el exterior, así como en el interior de los departamentos.
Así pudieron explicarse el fallo del edificio original: el aire fresco a veces se desliza alrededor del patio sorteando las barreras y entra en una sala, en la que se mueve por el suelo hacia la ventana y después se levanta rápidamente y vuelve a salir hacia el patio por el techo, formando un remolino.
Herramienta informática para arquitectos
Todo esto lo han podido descubrir gracias al modelo informático, que les ha permitido entender el proceso físico del aire y por qué sucede. Los efectos de este tipo pueden corregirse, por ejemplo construyendo un sistema de control automático que accione un ventilador que asegure el flujo continuo de aire fresco.
A partir de estos descubrimientos, el equipo del MIT ha desarrollado una herramienta informática sencilla y de fácil uso que ayudará a los arquitectos a diseñar fórmulas naturales de ventilación.
Esta herramienta será incorporada al MIT Design Advisor, que ya permite a los arquitectos ver cómo la orientación de los edificios, la tecnología en ventanas y otras soluciones, pueden determinar un mayor o menor gasto energético.
Y aunque durante el verano los países desarrollados tengan que seguir utilizando el aire acondicionado, sistemas como éste podrían permitir que no se usara tanto, de manera que el tan necesario ahorro energético pueda darse.
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