Informáticos estadounidenses han desarrollado un software que puede averiguar la edad de una persona con una precisión razonable. Este software sólo necesita una fotografía del rostro para estimar nuestra edad.
“Un software de estimación de edad es útil para aplicaciones en las que no es necesario identificar a alguien específicamente”, comenta el ingeniero informático Thomas Huang, que ha liderado este proyecto en la Universidad de Illinois en Urban-Champaign, en un comunicado. Según Huang, el sistema no es todavía todo lo preciso que quisieran, pero considera que será relativamente fácil de mejorar.
Comercialmente, una herramienta de estas características es útil para evitar que los jóvenes por debajo de según que edad puedan comprar alcohol, para denegar a niños el acceso a ciertas páginas web o para prevenir que los menores de edad adquieran tabaco en máquinas expendedoras.
No es una tarea fácil para un software. Hay que tener en cuenta que el proceso de envejecimiento humano está determinado e influenciado no sólo por los genes de la persona, sino por otros muchos factores, como la salud, el estilo de vida, dónde se viva e incluso las condiciones climatológicas.
“Los rostros humanos expresan una cantidad de información significativa y proporcionan indicadores visuales para estimar la edad”, dice Huang. “Los atributos faciales, como la expresión, el género o el origen étnico también juegan un papel importante en nuestro análisis de imágenes”.
Tres módulos
El software está compuesto por tres módulos: detección del rostro, variedad de aprendizaje discriminativo y regresión linear múltiple. Para testarlo, ha sido entrenado en una base de datos que contiene fotografías de 1.600 rostros.
El sistema puede estimar edades comprendidas entre 1 año y 93 años. Durante las pruebas, en un 50% de las ocasiones acertaba la edad con una desviación de 5 años, mientras que un 80% de las veces esa desviación era de 10 años. Según sus creadores, los índices de precisión pueden subir haciendo pruebas en bases de datos mayores.
Aún así, los campos en los que es susceptible de ser aplicado son extensos. Desde labores de seguridad y vigilancia hasta gestión electrónica de la relación con clientes. Por ejemplo, una cámara puede tomar una foto de un cliente mediante la cual es posible obtener información demográfica muy valiosa, como cuántos hombres o mujeres adultos compran un producto o qué porcentaje de jóvenes adquiere una bebida refrescante en particular.
Combinado con un algoritmo que identifica el sexo de una persona, el desarrollo de la Universidad de Illinois puede ayudar a captar audiencias específicas para ciertos anuncios. Así, un expositor en un centro comercial anunciaría un coche cuando se acercara a él un hombre y un cosmético cuando fuera una mujer quien pasara cerca.
“Todo esto puede hacerse sin que se viole la privacidad de la gente”, dice Huang. “Nuestro software no identifica individuos concretos. Sólo estima sus edades”.
Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista IEEE Transactions on Multimedia en un artículo titulado “Human Age Estimation With Regression on Discriminative Aging Manifold”
Interacción hombre-ordenador
Los investigadores todavía se tienen que enfrentar a algunos retos para mejorar este software. Los sistemas de visión de los ordenadores no están muy desarrollados y, en este caso, es clave, ya que en nuestro envejecimiento hay muchos matices e intervienen muchos factores externos. Por ejemplo, las mujeres y los hombres envejecen de manera diferente. “El funcionamiento no es todavía lo suficientemente bueno como para usarse prácticamente”, dice Huang.
Últimamente, los estudios del rostro humano en el campo de la interacción hombre-ordenador han puesto de manifiesto posibilidades para diseñar sistemas automáticos de estimación de edad mediante el análisis de imágenes del rostro. El éxito de estas investigaciones podría derivar en herramientas innovadoras que se puedan usar para la comunicación multimedia centrada en el ser humano.
En este sentido, hace unos meses, la revista Tedencias 21, recogía dos nuevas investigaciones que avanzaban en el desarrollo de algoritmos punteros en el reconocimiento facial por parte de ordenadores. Por un lado, el informático Hung-Son Le, de la Universidad de Umea, en Suecia, anunciaba el desarrollo de un software que permite al ordenador la posibilidad de reconocer un rostro a partir de una única imagen, aunque la calidad de ésta sea deficiente.
Por otro lado, investigadores del Departamento de Inteligencia Artificial (DIA) de la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Madrid (FIUPM), en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, desarrollaban también un algoritmo capaz de reconocer expresiones faciales en tiempo real asignando a la persona observada una de las seis expresiones prototípicas: enfado, asco, miedo, alegría, tristeza y sorpresa.
Hacer un comentario