Las personas más felices son las que se rodean de amigos, no exageran las relaciones formales, viven a fondo la vida cotidiana y, sobre todo, las que perdonan más fácilmente los errores de uno mismo y de los demás, según una investigación realizada por el psicólogo de la Universidad de Pennsylvania, Martín Seligman.
Seligman explica en su libro Authentic Happiness que cada uno de nosotros posee un nivel personal de felicidad, ya que aunque una parte de ella depende de la capacidad para pensar positivamente, otra está condicionada por nuestra herencia genética.
Según detalla al respecto la Universidad de Pennsylvania, comentando la obra de Seligman, la subjetividad que emana de nuestros pensamientos y emociones tiene más importancia a la hora de experimentar felicidad que nuestro cuerpo físico, ya que el estado de salud sólo influye en la felicidad personal si existe una enfermedad grave.
Tres factores de felicidad
Para Seligman, la felicidad es el resultado de tres factores:
1) la capacidad natural de cada individuo, que determina biológicamente el nivel básico del bienestar al que puede aspirar
2) las circunstancias de la vida, ya que algunas condiciones como estar casado y vivir en un país democrático de algún modo parecen contribuir a la felicidad
3) la voluntad de cada persona para realizar lo que se proponga en la vida
Pasado, presente y futuro
Seligman explica que la sensación de felicidad puede referirse a tres dominios:
1) el pasado, que representa la satisfacción por lo hecho, la alegría de lo vivido, el cumplimiento de los objetivos, el orgullo de haberlo conseguido y la serenidad por estar donde se pretendía,
2) el presente, que representa la alegría por la vida, el éxtasis del momento, la tranquilidad, el entusiasmo, la exuberancia, el placer y el vivir el flujo de la vida
3) el futuro, representado por el optimismo, la esperanza y la confianza
Tres recomendaciones
Por ello, para mejorar la felicidad Sligman señala que hay que tener en cuenta estas recomendaciones:
A) para ser más feliz respecto al pasado,
1) hay que abandonar la creencia falsa de que las experiencias negativas pasadas determinan su presente y futuro
2) hay que aumentar la gratitud por las cosas buenas vividas en el pasado
3) hay que aprender a perdonar los errores pasados.
B) para ser más feliz en el presente, hay que distinguir placeres de satisfacciones. Los placeres son los que tienen componentes sensoriales y emocionales. Las satisfacciones son experiencias de flujo, actividades que nos gusta mucho hacer, pero que no vienen acompañadas de sentimientos o emociones. Las satisfacciones duran más tiempo que los placeres y se sostienen por nuestra voluntad. La llave de la felicidad está en realzar las satisfacciones.
C) para ser más feliz respecto al futuro, hay que asumir el optimismo esperanzador, basado en las experiencias pasadas bien asimiladas y en el fortalecimiento de las satisfacciones sobre los placeres.
Sicología positiva
Seligman es el más genuino representante de un nuevo concepto científico que es el de la sicología positiva. Hasta hace poco tiempo, la sicología ha trabajado en el tratamiento y disfunción de la mente, sin abordar el conocimiento del estado del bienestar para conservarlo y cultivarlo.
Esta es la misión de la sicología positiva, un nuevo movimiento que estudia la importancia de las emociones positivas, las cualidades personales y las instituciones positivas. El libro de Seligman es la primera obra de esta nueva corriente de la sicología.
Otro elemento fundamental de la felicidad es el altruismo, según otro destacado representante de la sicología positiva que es Mihaly Csikszentmihalyi.
Para este psicólogo de la Universidad de Chicago, el nivel de felicidad aumenta a medida que una persona es más altruista, ya que cuando dedicamos nuestro tiempo a los demás entramos en un nivel de fluidez que nos hace olvidarnos de nosotros mismos y de nuestras preocupaciones.
El flujo de la vida
En el caso de los adolescentes, esta teoría encuentra una expresión más práctica, ya que en esta fase difícil de la vida de los jóvenes, los que se sienten más felices son los que son capaces de observar sus actividades cotidianas tanto como un trabajo como un juego.
La satisfacción entre los jóvenes es aún mayor cuando el individuo tiene claro lo que quiere hacer y no se le exige nada más allá de sus capacidades personales, ya que de esta forma consigue mantenerse en su flujo personal y al mismo tiempo progresar en su formación.
Csikszentmihalyi sostiene que entrar en el flujo de la vida es la clave de la felicidad, ya que cuando se sintoniza con esta corriente, las adversidades se viven con otra mentalidad y se obtienen amplias compensaciones psicológicas.
La gratitud es otro elemento determinante de la felicidad. Considerada como la reina de todas las virtudes por los psicólogos, la gratitud empieza por apreciar las cosas más insignificantes de la vida y conduce al camino del perdón, tanto de los errores propios como de los ajenos, lo que permite al individuo alcanzar una visión altruista de la existencia que es la base de un mejor humor y de un mayor tono vital.
Estas actitudes ante la vida y nosotros mismos es la que convierte a la gente en menos solitarias y más felices, ya que les permiten perseguir sus objetivos personales sin la confrontación ni la envidia.
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