Para hacerse una idea de cómo funcionaría la tecnología desarrollada por los investigadores del Fraunhofer Institute cabe imaginar un autómovil circulando a toda velocidad. De repente, y sin que el conductor tenga ya tiempo de reaccionar pisando el freno, un niño cruza corriendo la calzada delante de él. Para poner las cosas aún peor, el conductor ni siquiera podría recurrir a un rápido y urgente volantazo que desvíe al vehículo de su trayectoria, evitando la catástrofe, ya que el carril aledaño está ocupado por otro coche. La tragedia, en semejante situación, parece inminente.
Pues bien, el mismo automóvil se encargaría de afrontarla y procurar una solución. Y le sería posible hacerlo al tratarse de un automóvil cognitivo, habilitado no sólo para detectar y evaluar condiciones de peligro como la indicada, sino también para tomar el control de la situación y ejecutar por sí mismo de forma automática, sin ayuda del conductor, las maniobras necesarias para sortear el peligro, esquivando los posibles obstáculos y poniendo a salvo a las potenciales víctimas.
Cooperación inteligente
Entre las sofisticadas herramientas que permitirían al automóvil operar de este modo se cuentan cámaras, GPS y sistemas de radar, implementadas todas ellas para proporcionar a aquél un flujo de información continua sobre los alrededores y especialmente sobre todo aquello que pueda suponer un obstáculo en su trayectoria.
Lo ha explicado Thomas Batz (que ha desarrollado junto a otros colegas el software necesario para gestionar el sistema) en una nota de prensa emitida por el Fraunhofer Institute. Batz ha descrito otras maniobras que serían capaces de realizar sus coches cognitivos, que podrían además, equipados con esta tecnología de red de comunicación coche a coche, trabajar en grupos cooperativos de forma coordinada.
En una situación de más intenso tráfico, el sistema, según Batz, divide a los coches en grupos, y cada uno de esos grupos tiene un jefe o coordinador. Los grupos, así como el coordinador, son constantemente re-refinidos automáticamente por el sistema, teniendo en cuenta el alcance radial entre los distintos vehículos y dado que debido a las diferentes trayectorias y destinos de los mismos la composición de dichos grupos necesariamente va cambiando.
Conductores automáticos
Todos los coches del mismo grupo envían constantemente la información de que disponen acerca del entorno al vehículo coordinador, que es el que la centraliza y dispone, a partir de la misma, de una visión en conjunto de la situación del grupo y de sus inmediaciones.
Volvamos a imaginar la situación dibujada al principio de este artículo. Tras aparecer el obstáculo, el coche no puede virar debido a que el carril aledaño está ocupado por otro vehículo. El coordinador del grupo (que puede ser, según lo definido por el sistema en ese momento y lugar, uno de esos dos vehículos o un tercero que circule cerca de ellos) tomaría automáticamente el control de la situación y emitiría una orden para que el mismo actúe de forma coordinada.
En este caso, el coche coordinador indicaría a los dos primeros vehículos virar al uníson; el primero para esquivar el repentino obstáculo que tiene en frente –un niño corriendo, una barrera señalizadora de obras volcada por el viento o una roca procedente de un desprendimiento–, y el segundo para evitar una posible colisión al ser invadido su carril durante la maniobra del primero.
Comunicación y reflejos
El control de la situación de riesgo y las decisiones apropiadas pueden ser tomados pues por el coche directamente involucrado en la misma o por el vehículo coordinador del grupo, teniendo lugar todo el proceso a una velocidad mucho mayor que la que permitiría el tiempo de reacción humana por parte del conductor, que es muchas veces insuficiente en circunstancias de peligro inminente.
Las redes de comunicación coche a coche llevan tiempo siendo desarrolladas por diversas entidades, por ejemplo por el consorcio Car2Car, una organización europea que reúne tanto a fabricantes de coches como a empresas líderes en el sector de las telecomunicaciones y las tecnologías de la información.
El sistema desarrollado por los investigadores del Fraunhofer Institute supone un gran avance en este tipo de tecnologías y contribuirá sin duda a una mayor seguridad en las vías de circulación de vehículos. Actualmente se encuentra en fase de desarrollo pero según Batz su función de formación de grupos ya ha sido implementada. Los investigadores trabajan ahora en la mejora de las habilidades de los vehículos para reconocer y evaluar las situaciones peligrosas y para seleccionar automáticamente las maniobras de conducción más eficientes y apropiadas ante las mismas.
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