Hasta hoy, la inmunoterapia oncológica, que reactiva las defensas del organismo para aniquilar el cáncer, solo había mostrado prometedores resultados contra tumores de piel, riñón y pulmón. Ahora, la revista Nature publica cinco estudios que prueban su capacidad para reducir el tamaño de las metástasis de cáncer de vejiga. En un ensayo clínico en fase I (primera administración en en humanos), respondió al tratamiento el 43% de los pacientes.
La inmunoterapia contra el cáncer es una prometedora táctica que consiste en despertar a las defensas dormidas para que ataquen a los tumores. En el último año esta estrategia ha acaparado la atención de los investigadores oncológicos.
En los trabajos publicados ahora se prueba la eficacia de un tratamiento basado en bloquear la proteína PD-L1 para disminuir el tamaño de tumores metastásicos de vejiga.
Estudios previos habían detectado que la proteína PD-L1 se encuentra en una gran variedad de tumores y facilita a las células cancerosas escapar de la vigilancia del sistema inmune.
De ahí, informa Sinc, surge la idea inicial de este estudio, que propone administrar inmunoterapia dirigida a bloquear la PD-L1 –presente en un 30% de los tumores metastásicos de vejiga–, para compensar este intento de escape.
“Esta proteína bloquea la respuesta inmune del paciente y la inhabilita para luchar contra las células cancerosas”, explica Cristina Cruz, del grupo de Desarrollo Clínico Precoz de Fármacos del Instituto de Oncología Vall d’Hebron (VHIO), única representante española en el estudio, junto a Antoni Ribas, actualmente en la Universidad de California (EE UU).
Los resultados del ensayo clínico con un fármaco anti-PD-L1 confirman que al administrar inmunoterapia se ha restaurado la respuesta inmunológica de los pacientes y disminuido el tamaño del tumor en un 43% en aquellos que presentaban la proteína PD-L1.
Ante estos resultados se decidió ampliar el grupo de estudio y administrar también el fármaco inmunoterapéutico a pacientes con cáncer de vejiga metastásico, independientemente del biomarcador PD-L1.
Los resultados evidenciaron que el fármaco también lograba un 11% de respuestas en el grupo de tumor de vejiga sin expresión de la proteína PD-L1.
Los trabajos, uno a uno
Dos de los artículos, liderados respectivamente por Thomas Powles, de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido) y Roy Herbst, de la Facultad de Medicina de Yale (EE UU), describen los datos de la primera fase de ensayos clínicos con un anticuerpo que bloquea a PD-L1.
El grupo de Powles –en el que participa Cruz– muestra que este tratamiento es eficaz en pacientes con cáncer urotelial de vejiga metastásico.
Por su parte, el equipo de Herbst demuestra que el bloqueo de control produce respuestas duraderas en pacientes con cáncer de pulmón, piel y riñón, entre otros tipos de tumores, e identifica biomarcadores vinculados a las respuestas frente al tratamiento.
Un tercer estudio también identifica biomarcadores para predecir la respuesta al tratamiento mediante el análisis de muestras de tejido tumoral tomadas durante la terapia con un anticuerpo bloqueante del receptor PD-1. Su trabajo resalta que los tumores que expresan PD-L1 tienen una mayor sensibilidad en el bloqueo con estos anticuerpos.
Los dos últimos trabajos muestran que, en modelos de ratón, las células T infiltradas que responden al cáncer a menudo reconocen las proteínas en el tumor que han sido alteradas por mutaciones.
Ambos estudios idean estrategias mediante las cuales estas mutaciones son identificadas por el sistema inmune, lo que ayudaría a identificar a los sujetos con más probabilidades de beneficiarse de las terapias de bloqueo. Además, los autores sostienen que estos péptidos mutantes pueden ser usados también para generar vacunas personalizadas contra el cáncer.
Tras estos resultados se ha diseñado un ensayo que se iniciará próximamente en varios hospitales españoles.
Referencias bibliográficas:
The Angeles Clinic and Research Institute; Pinnacle Oncology/Hematology; Carolina BioOncology Institute; Vanderbilt-Ingram Cancer Center; Institut Gustave Roussy; Comprehensive Cancer Centers of Nevada; Sarah Cannon Research Institute; Virginia Oncology Associates; New York Oncology Hematology, P.C.; Dana-Farber/Brigham and Women’s Cancer Center, Harvard Medical School; Beth Israel Deaconess Medical Center; Massachusetts General Hospital; Institut Claudius Regaud; Yale Cancer Center; St. Barts Hospital and The London NHS Trust; Vall d’Hebron Institute of Oncology; Centre Léon- Bérard, Lyon; Moffitt Cancer Center; Stanford University Cancer Institute; Johns Hopkins University School of Medicine. Nature (2014).
Thomas Powles et al.: MPDL3280A (anti-PD-L1) treatment leads to clinical activity in metastatic bladder cancer. DOI:10.1038/nature13904.
Roy S. Herbst et al.: Predictive correlates of response to the anti-PD-L1 antibody MPDL3280A in cancer patients. DOI:10.1038/nature14011.
Paul C. Tumeh et al.: PD-1 blockade induces responses by inhibiting adaptive immune resistance. DOI:10.1038/nature13954.
Mahesh Yadav et al.: Predicting immunogenic tumour mutations by combining mass spectrometry and exome sequencing. DOI:10.1038/nature14001.
Matthew M. Gubin et al.: Checkpoint blockade cancer immunotherapy targets tumour-specific mutant antigens. DOI:10.1038/nature13988.
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