Los soldados pueden convertirse en auténticos bárbaros en tiempos de guerra. Un estudio político y psicológico sobre la violencia sexual practicada por los militares durante la Guerra de Bosnia (1992-1995) ha revelado algunos mecanismos subyacentes a este comportamiento, proporcionando así una información valiosa sobre lo que se puede hacer para prevenir este tipo de transgresiones.
«La violencia sexual en tiempos de guerra es una conducta criminal, sin embargo, puede llegar a ser vista como aceptable por los soldados», afirma Inger Skjelsbæk, autora de la investigación, realizada en Noruega, en un artículo publicado por el Research Council of Norway.
«La psicología política se diferencia de la psicología clínica en que no examina la conducta desviada de una persona, sino más bien el contexto anómalo en que actúan los individuos. Me he centrado en personas en situaciones extremas, como la guerra”, sigue explicando Skjelsbæk. Inger Skjelsbæk es directora adjunta del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (PRIO).
Su estudio sobre la violencia ejercida por personal militar durante la Guerra de Bosnia ha sido financiado por el Programa de Investigación de Género (KJONNSFORSKNING) del Research Council of Norway y publicado en un libro bajo el título The Political Psychology of War Rape (La psicología política de la violación de guerra) por Routledge, Taylor & Francis Group.
De defensor a bárbaro
El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) de la ONU ha sido el primer tribunal creado para enjuiciar a los autores de violaciones sistemáticas en guerra. El estudio de Skjelbæk, por su parte, es la primera investigación sobre las condenas por violencia sexual durante un conflicto bélico.
Skjelbæk declara que «había estudiado antes a las víctimas de violaciones, pero si se quiere obtener más información sobre por qué se da la violencia sexual y sobre qué se debe hacer para evitarla, hay que conocer más sobre sus perpetradores».
A pesar de que no pudo entrevistar a los criminales convictos directamente, la investigadora analizó detalladamente las sentencias de sus juicios, para comprender las acciones de los soldados cuando estos se desempeñan como tales.
«Los juicios constituyen una rica fuente de información novedosa y sorprendente sobre los soldados. Rara vez aparece el defensor honorable o el compatriota. La imagen de los soldados que emerge (de los juicios) es la de bárbaros que han perdido todo sentido de lo que es un comportamiento civilizado, en un ambiente de decadencia moral absoluta. Los juicios de la guerra de Bosnia ilustran la intensa indignación de la comunidad internacional con respecto a las acciones de estos soldados, «explica Skjelsbæk.
Agresores de tres categorías
Sobre la base de las resoluciones judiciales, la investigadora estableció tres categorías de agresores en tiempos de guerra: el héroe romántico, el oportunista y el pecador arrepentido.
El primero ni siquiera considera sus acciones como erróneas. Ha mantenido secuestradas a sus víctimas y a menudo ha entablado con ellas una relación a la que se refiere como «relación amorosa».
«A la segunda categoría, la del oportunista, pertenecen los individuos que se aprovechan de la situación extrema que viven y que, a menudo, a posteriori no admitirán haber hecho ninguna fechoría. Estos suelen ser los soldados que han servido como guardias en campos de concentración y los que han abusado de muchos individuos en diversos contextos”.
El último tipo de agresor siente un profundo remordimiento por lo que ha hecho y, después, es incapaz de asumir los delitos que ha cometido y por los que ha sido condenado, señala Skjelsbæk.
Rechazar lo inaceptable
En casi la mitad de los 161 casos juzgados por el TPIY hubo violencia sexual. Veintiocho personas en total fueron condenadas, nueve por haber cometido violaciones.
El número de sentencias no es alto, teniendo en cuenta que las estadísticas oficiales señalan que al menos 11.000 personas fueron víctimas de violencia sexual en Bosnia. No solo mujeres: los hombres constituyen una gran proporción de los asaltados.
Además, «la mayoría de los culpables no fueron condenados por haber cometido violaciones sino por complicidad porque, como superiores, deberían haber estado al tanto de lo que ocurría, e intervenir. Creo que es alentador que los líderes militares sean responsables de los crímenes cometidos por hombres que están bajo su mando «, afirma la investigadora.
«Una lección que podemos aprender de la Guerra de Bosnia es que deben imponerse los requisitos más estrictos para asegurar un buen liderazgo militar. La guerra es una situación caótica. Esto hace que sea especialmente importante dejar claro lo que es un comportamiento aceptable y lo que no lo es cuando se entrena a los soldados. La violencia sexual es siempre un acto inaceptable, criminal. En Bosnia, los soldados se convirtieron en agresores porque eran soldados. Nunca se les enseñó lo contrario», señala Skjelsbæk.
Pero aún queda mucho por aprender del estudio de las consecuencias de la Guerra de Bosnia. Por ejemplo, a muchos de los soldados condenados se les dio una bienvenida digna de un héroe a su regreso. Además, muchas de las víctimas no han recibido las pensiones de guerra que les corresponden. ¿A qué se deben estas injusticias?, se pregunta la investigadora.
Inger Skjelsbæk continuará profundizando en estos temas en su próximo proyecto, para el que le ha sido concedida una ayuda en el marco de financiación FRIPRO para proyectos independientes del Research Council of Norway.
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