Científicos de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern, en Estados Unidos, están desarrollando tecnologías virtuales, móviles y basadas en la Red que, en un futuro, ayudarán a tratar la depresión y otros trastornos anímicos.
La intención de los investigadores es sustituir las sesiones semanales de terapia tradicionales por ciertos dispositivos, como un teléfono móvil capaz de intuir que su dueño está deprimido, y de recomendarle en consecuencia que llame a sus amigos y salga con ellos.
Extender y abaratar la atención psicológica
Los científicos pretenden que estos dispositivos posibiliten que la atención psicológica llegue a más gente, de manera inmediata, publica la Universidad Northwestern en un comunicado.
Según David Mohr, director del Center for Behavioral Intervention Technologies (cbits) de dicha universidad y profesor de medicina preventiva en la Escuela Feinberg, el potencial de estas tecnologías para reducir e incluso prevenir la depresión “es enorme”.
“Estos nuevos métodos podrían fundamentalmente ofrecer nuevas opciones de tratamiento a personas que no pueden acceder a los servicios tradicionales o que se sienten incómodas con la psicoterapia clásica. Además, pueden proporcionar atención psicológica a un precio significativamente más bajo, lo que los hace más viables en una época de recursos limitados”, añade el investigador.
El objetivo del cbits es llegar a convertirse en un recurso nacional, que ofrezca un conjunto de tecnologías de intervención que, además, estarán disponibles para otros investigadores.
Un teléfono que avisa
Los proyectos que ahora mismo tienen en marcha Mohr y sus colaboradores son, en primer lugar, y como se ha dicho, un teléfono “realmente inteligente” que interpreta el estado de ánimo de sus usuarios.
Este teléfono capta los síntomas de depresión a partir de todos los datos que le suministran los sensores (GPS, Bluetooth, WiFi) que lleva incorporados. Estos sensores registran, por ejemplo, la localización de una persona, su nivel de actividad (a través de un acelerómetro o el contexto social en que se encuentra, publica la web del proyecto.
Así, el teléfono “sabe” si su dueño está llamando por teléfono o recibiendo e-mails o, por el contrario, pasa horas en casa, solo y pensativo.
Si el teléfono -que aprende los patrones de comportamiento del usuario- nota que éste está aislado, le sugerirá que llame o vea a sus amigos, a través de un mensaje de texto o de una llamada telefónica automatizada, según DailyMail.
La tecnología ha sido bautizada como Mobilyze!, y ya ha sido probada en un pequeño estudio piloto, en el que se demostró que ayudaba a reducir los síntomas de depresión.
El teléfono inteligente ofrecerá, según los investigadores, ayuda a individuos con depresión al empujarlos a modificar su comportamiento a tiempo real.
Según Mohr: “Promoviendo los comportamientos agradables y reconfortantes en la gente, creemos que Mobilyze! mejorará los estados anímicos de los usuarios”.
Bote medicinal recordatorio
Otro de los dispositivos que están desarrollando Mohr y sus colaboradores es un bote medicinal que vigilará que los pacientes tomen adecuadamente sus antidepresivos. La botella se encarga de registrar la ingesta de estos medicamentos, y de avisar a los pacientes si se les olvida tomarlos.
De esta forma, podría evitarse un problema común entre las personas con depresión. A menudo, éstas olvidan tomar las medicinas recetadas por sus médicos de cabecera. Según Mohr, estos olvidos hacen que, con frecuencia, los tratamientos contra la depresión no resulten todo lo efectivos que debieran.
Además, la botella incluirá una aplicación móvil que registrará los síntomas depresivos del paciente y cada efecto secundario de su medicación, y proporcionará consejos adaptados a los datos recogidos.
Toda esta información será enviada a los médicos al cargo con recomendaciones añadidas, como un cambio en las dosis si fuera necesario. La tecnología también podría usarse para mejorar el consumo de medicamentos de pacientes con esquizofrenia o VIH.
Tratamiento virtual
Otro de los sistemas propuestos por los investigadores de la Escuela Feinberg, y del que ya se está desarrollando un prototipo en colaboración con investigadores de la University of Southern California, es un “humano virtual programable”, un software que, mediante interacción con un terapeuta virtual, enseñará a adolescentes y a adultos habilidades para prevenir la depresión.
Con este programa informático, los usuarios practicarán comportamientos positivos como si fuera un juego, en un entorno virtual que les hará sentirse seguros. Esto resultará útil sobre todo en el caso de los niños, a los que suele costarles más la relación con los terapeutas.
Por último, los científicos están desarrollando un contenido basado en la Web que ayudará a los supervivientes de cáncer a gestionar el estrés y la depresión. Además, este servicio contará con apoyo humano, proporcionado por teléfono o e-mail.
Según Mohr: “las personas son más propensas a adherirse a un programa online de tratamiento si saben que alguien a quien respetan les hace un seguimiento”. En esta dirección, los investigadores están creando una red social cerrada y un entorno de aprendizaje colaborativo, en el que los pacientes podrán compartir sus experiencias, entre otras posibilidades terapéuticas.
Hacer un comentario