Una investigación desarrollada en la Northwestern University de Estados Unidos ha descubierto que los placebos pueden ser tan efectivos como los medicamentos para el tratamiento del dolor crónico y que las personas que pueden beneficiarse de esta ventaja tienen una anatomía cerebral y unas características psicológicas específicas.
Según los resultados de esta investigación, publicada en la revista Nature Communications, la estructura cerebral y algunos rasgos psicológicos permiten predecir la efectividad de un placebo para el tratamiento del dolor crónico, por lo que pueden ser recetados sin necesidad de ocultar al paciente que se trata de un falso medicamento.
Para llegar a este resultado, los investigadores analizaron los cerebros de 60 pacientes que padecían dolores crónicos en la espalda mediante técnicas de imagen de resonancia magnética (IRM) e IRM funcional (IRMf).
La IRM utiliza el fenómeno de la resonancia magnética nuclear para obtener información sobre la estructura y composición del cuerpo. La IRMf permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales activas al ejecutar una tarea determinada.
Diferencias
Los 60 pacientes no sabían si consumían un placebo (una pastilla azucarada) o un medicamento y sus observaciones fueron comparadas con las de otras personas que venían al hospital no sujetas a tratamiento médico alguno, y que formaron parte del grupo de control.
De esta forma observaron que los pacientes en los que funcionaba el placebo compartían una anatomía cerebral específica y rasgos psicológicos similares: existe un perfil de personas sensibles a tratamientos inocuos que ejercen sobre ellos el mismo efecto que los medicamentos.
Una de las cosas que descubrieron los científicos es que las personas sensibles al placebo tienen el hemisferio derecho del cerebro (que rige las emociones) más desarrollado que el hemisferio izquierdo (que rige el raciocinio), en comparación con las personas que no reaccionan al placebo.
También que su corteza somatosensorial (el área del cerebro encargada de procesar la información sensorial de la piel, los músculos y las articulaciones) también estaba más desarrollada que en las personas insensibles al placebo.
Asimismo observaron unas características psicológicas específicas: las personas sensibles al placebo son emocionalmente conscientes de sí mismos, sensibles a las situaciones dolorosas y conscientes de su entorno.
Cerebros en sintonía
Este descubrimiento, según sus autores, permitirá a los médicos averiguar mediante un sencillo cuestionario si un paciente es receptivo al placebo en caso de dolor crónico y podrá evitarle un tratamiento convencional siempre expuesto a efectos secundarios.
«Sus cerebros están en sintonía para responder», explica la autora principal del estudio A. Vania Apkarian, en un comunicado. «Tienen la psicología y la biología apropiadas que los ponen en un estado cognitivo que tan pronto como dices,» esto puede mejorar tu dolor «, su dolor mejora», añade.
Además, no hay necesidad de engañar al paciente. Según Apkarian, «puedes decirles: ‘Te estoy dando un medicamento que no tiene ningún efecto fisiológico, pero tu cerebro responderá. No necesitas esconderlo. Hay una biología detrás de la respuesta al placebo».
El efecto placebo es el conjunto de efectos sobre la salud que produce la administración de un placebo, que puede ser en forma de pastilla, que reflejan un cambio positivo en la persona que lo está llevando a cabo, y que no se deben al efecto específico de ningún acto médico.
Ya se sabía que no todo el mundo es sensible a un placebo y que los factores genéticos influyen en esta capacidad. También que el efecto placebo modifica algunas funciones cerebrales. El nuevo estudio añade que la anatomía cerebral también difiere en las personas sensibles al placebo y que estas personas muestran asimismo un perfil psicológico distendido y una mayor consciencia de sí mismas y de su entorno.
Referencia
Brain and psychological determinants of placebo pill response in chronic pain patients. Etienne Vachon-Presseau et al. Nature Communications, volume 9, Article number: 3397 (2018). DOI: https://doi.org/10.1038/s41467-018-05859-1
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