Los alimentos destinados al consumo que han sido producidos sin productos químicos y procesados sin aditivos (carnes, productos agrícolas, vinos y bebidas), también conocidos como ecológicos o biológicos, no sólo contribuyen a una alimentación más natural y nutritiva, a mejorar al medio ambiente y respetar la biodiversidad.
Una nueva investigación ha descubierto que estos alimentos además disminuyen un 25% el riesgo de padecer cáncer, en relación con las personas que consumen menos este tipo de alimentos.
La investigación la desarrolló un equipo de investigadores franceses entre los que figuran científicos de la Universidad de París, del Instituto Nacional para la Investigación Agronómica (Inra) y del Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica (Inserm). Los resultados se publican en la revista JAMA Internal Medicine.
El estudio se basó en una muestra de 68.946 participantes, de los que el 78% eran mujeres, con una edad media de 44 años, a los que se sometieron una serie de preguntas relativas a su consumo de alimentos biológicos o convencionales: nunca, a veces, casi siempre, la mayor parte del tiempo… El estudio tuvo en cuenta también las características sociodemográficas de los participantes, así como sus hábitos de vida y de alimentación.
En el periodo en el que estas personas fueron analizadas, que duró de 2009 hasta 2016, se registraron un total de 1.340 casos de cáncer, especialmente de mama y de próstata.
Los investigadores compararon estos datos con los hábitos alimenticios y observaron que las personas que consumen casi exclusivamente alimentos bio, la reducción de cualquier tipo de cáncer es del 25%, en relación con los que sólo los consumen ocasionalmente.
Esta asociación es especialmente relevante en los casos de cáncer de mama en mujeres menopáusicas: el riesgo de padecer cáncer de mama desciende hasta el -34%. En el caso de los linfomas el riesgo desciende hasta el -76%.
Otra dato relevante de esta investigación es que estos resultados no se modifican si se tienen en cuenta otros factores, como los sociodemográficos, los modos de vida o los antecedentes familiares.
Posibles explicaciones
Los investigadores señalan que la presencia de pesticidas sintéticos en los alimentos procedentes de la agricultura clásica, puede ser una posible explicación de estos resultados.
Otra explicación pueden ser los niveles potencialmente más altos de ciertos micronutrientes (antioxidantes carotenoides, polifenoles, vitamina C o perfiles de ácidos grasos más beneficiosos) en los alimentos orgánicos.
No obstante, los investigadores advierten que estos resultados no pueden considerarse concluyentes, ya que deberán ser confirmados mediante otros estudios sobre otros núcleos de población y en diferentes contextos.
Esta investigación se alinea con otro fenómeno paralelo no menos relevante: el creciente auge del consumo de productos procedentes de la agricultura biológica.
Las razones de este auge se encuentran en la cada vez mayor sensibilidad social hacia los aspectos medioambientales de la economía, así como a la preferencia de productos que carezcan de aditivos químicos.
De este estudio no puede concluirse que la alimentación bio tenga un efecto protector sobre la salud, o que los productos de la agricultura convencionales sean nocivos, recalcan los investigadores.
Señalan asimismo que, aunque la manipulación de algunos aditivos químicos empleados en la agricultura ha expuesto a los agricultores a cáncer de próstata, linfomas y enfermedad de Parkinson, no se ha comprobado que los aditivos tengan esos efectos a través del consumo de productos surgidos de esos cultivos.
Referencia
Association of Frequency of Organic Food Consumption With Cancer Risk. Findings From the NutriNet-Santé Prospective Cohort Study. Julia Baudry et al. JAMA Intern Med. October 22, 2018. doi:10.1001/jamainternmed.2018.4357
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