La felicidad es más que un sentimiento, es algo que todos podemos practicar a diario. Pero a la gente se le da mejor algunos “hábitos felices” que otros. De hecho, el hábito más relacionado con nuestra satisfacción vital general -la autoaceptación- es a menudo el que menos se practica.
Esta es una de las conclusiones de una encuesta realizada a 5.000 personas por investigadores de la Universidad de Hertfordshire, en Inglaterra, a través de dos organizaciones: Action for Happiness y Do Something Different.
Los participantes en la encuesta se autoevaluaron del uno al 10 en una decena de hábitos que favorecen la felicidad, identificados a partir de investigaciones científicas. Dar fue el hábito “top” de los encuestados. Cuando se les cuestionó por éste (la pregunta era: “¿Con qué frecuencia hace un esfuerzo por ayudar o ser amable con los demás?”), los participantes puntuaron de media un 7,41 sobre 10.
El hábito Relacionarse ocupó el segundo lugar. La pregunta en este caso era: “¿Con qué frecuencia se esfuerza con las relaciones que más le importan?”, y la puntuación media de los participantes fue de 7,36 sobre 10.
La encuesta reveló asimismo qué hábitos son los más estrechamente relacionados con la satisfacción general vital de las personas. Se constató que, entre los 10 hábitos más importantes en este sentido, la autoaceptación resultó ser el que mejor predijo dicha satisfacción vital. Sin embargo, este hábito fue el que menos puntuación media sacó.
La pregunta al respecto era: “¿Con qué frecuencia es usted amable consigo mismo y piensa que está bien siendo tal y como es?”. La nota media de la población en este sentido fue de 5,56 sobre 10; y sólo un 5 % de los participantes concedió un 10 a esta sana costumbre.
Cómo remediar el déficit de autoaceptación
Dado que resulta tan importante para la felicidad, ¿cómo podríamos practicar el hábito de la autoaceptación? Los autores del estudio indican varias acciones a seguir para incrementar el bienestar con uno mismo: ser tan amable con uno como se es con los demás; ver los errores como oportunidades para aprender; y hacernos notar a nosotros mismos las cosas que hacemos bien, por pequeñas que sean. En esta dirección, los amigos pueden ayudar, indicándonos cuáles son nuestros puntos fuertes o lo que ellos valoran de nosotros.
Los expertos señalan además que, para aumentar nuestra aceptación, es importante pasar algún tiempo en silencio con uno mismo y conectarse con las propias emociones; así como tratar de estar en paz con lo que somos.
Según explica Mark Williamson, director de Action for Happiness en un comunicado de la Universidad de Hertfordshire: «Nuestra sociedad nos presiona para que tengamos éxito y nos comparemos constantemente a nosotros mismos con los demás. Esto genera mucha infelicidad y ansiedad. Los resultados obtenidos nos recuerdan que si podemos aprender a estar más receptivos a lo que realmente somos, es probable que seamos mucho más felices”.
La importancia del ejercicio físico regular
Otro importante “hábito feliz” científicamente probado es la actividad física regular. Sin embargo, la encuesta reveló que esta es otra costumbre que a menudo también se pasa por alto. La puntuación promedio a la pregunta “¿con qué frecuencia dedicas al menos media hora al día a una actividad física?” fue sólo de 5,88 sobre 10, con un 45% de los encuestados puntuando menos de cinco.
Karen Pine, psicólogo de la Universidad de Hertfordshire y cofundadora de Do Something Different explica a este respecto: “Se sabe que el ejercicio es bueno para levantar el estado de ánimo, por lo que si las personas quieren aumentar su felicidad diaria, deben adquirir el hábito de ser físicamente más activas».
Los 10 “hábitos felices”
Los hábitos felices incluidos en la presenta encuesta están basados en el marco de las “Diez claves para vivir más felices”, desarrollado por Action for Happiness a partir de una extensa revisión de las últimas investigaciones sobre lo que realmente afecta al bienestar mental de las personas. Estas diez claves son:
– Dar: hacer cosas por los demás.
– Relacionarse: conectar con la gente.
– Ejercicio físico: cuidar del propio cuerpo.
– Atención: observar el mundo que nos rodea.
– Probar o experimentar: seguir aprendiendo cosas nuevas.
– Darle sentido a la vida: tener objetivos que esperamos con interés.
– Resiliencia: encontrar maneras de recuperarse.
– Emoción: adoptar una actitud positiva.
– Autoaceptación: estar cómodo con lo que uno mismo es.
– Significado: sentir que se forma parte de algo más grande.
La ciencia de la felicidad
En los últimos años, la ciencia ha demostrado que la felicidad depende en parte de la actitud. Por ejemplo, en 2013, un estudio de especialistas de la Universidad de Missoury (EEUU) reveló que, entre dos grupos de personas que escucharon música “feliz”, lograron sentir mayor bienestar aquellos individuos que intentaron de manera activa sentirse felices con la música.
En un segundo estudio llevado a cabo por el mismo grupo de investigadores, los participantes escucharon música “positiva” durante dos semanas.
Después, aquéllos a los que se les indicó que se centraran en tratar de sentirse felices al oír la música, realmente consiguieron incrementar su felicidad más que aquéllos que se dedicaron simplemente a escuchar la música.
Estudios previos habían sugerido, por el contrario, que forzarse a sentirse feliz puede ser contraproducente. Es el caso del realizado en 2011 por psicólogas procedentes de la Universidad estadounidense de Yale, la Universidad de Denver y la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Esta investigación señaló que “buscar la felicidad como objetivo” puede generar frustración, por lo que las especialistas recomendaron tratar de llegar a la felicidad por otras vías: La mejor manera de alcanzarla sería dejando de lado la preocupación por ser feliz y aprovechar esa fuerza mental para conseguir entablar lazos sociales con otras personas, aseguraron.
En los últimos años, la ciencia ha demostrado asimismo que una actitud positiva ante la vida proporciona mayor felicidad en la vejez que el estado de salud; que la capacidad de adaptación emocional nos ayuda a ser felices, incluso en situaciones adversas; o que la meditación puede ayudarnos a entrenar al cerebro para ser más felices.
También se ha constatado que la felicidad ayuda a prolongar la vida: una revisión de más de 160 estudios realizada en 2011 por investigadores de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, constató que las personas felices tienden a vivir más tiempo y a tener mejor salud que los individuos infelices.
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