El calentamiento global está dejando cicatrices cada vez más patentes en las regiones del permafrost del mundo, según un estudio realizado por la Red Internacional de Permafrost GTN-P en todas las regiones del mundo con suelos de permafrost.
Esta investigación ha descubierto que la temperatura del suelo congelado a una profundidad de más de 10 metros aumentó una media de 0,3ºC entre 2007 y 2016, tanto en el Ártico y en la Antártida, como en las cadenas montañosas de Europa y Asia Central. El estudio, en el que han participado más de 50 grupos de investigación de 26 países, se ha publicado en la revista Nature Communications.
Aproximadamente una sexta parte de las áreas terrestres de nuestro planeta se consideran regiones de permafrost, lo que significa que los suelos de estas regiones permanecen congelados permanentemente durante al menos dos años consecutivos.
En la mayoría de estas regiones el frío congeló el suelo hace milenios, por lo que en algunos casos el permafrost continúa hasta una profundidad de 1,6 kilómetros. Especialmente en el Ártico, las personas confían en el suelo de permafrost como una base estable para casas, carreteras, tuberías y aeropuertos.
Sin embargo, a raíz del calentamiento global, la integridad de estas estructuras está cada vez más en peligro, lo que genera enormes costos. Además, los suelos de permafrost contienen cantidades masivas de materia vegetal y animal preservada.
Si este material orgánico se derrite junto con el permafrost, los microorganismos comenzarán a descomponerlo, un proceso que podría producir suficientes emisiones de dióxido de carbono y metano para elevar potencialmente la temperatura media global entre 0,13ºC y 0,27ºC adicionales en el año 2100.
Primera evidencia científica
El nuevo estudio muestra por primera vez hasta qué punto los suelos de permafrost en todo el mundo ya se han calentado. Los investigadores monitorizaron y analizaron la temperatura del suelo en perforaciones realizadas en el Ártico, la Antártida y varias cordilleras de alta montaña en todo el mundo durante diez años. Los datos se recopilaron a profundidades mayores de 10 metros, para descartar la influencia de las variaciones estacionales de la temperatura en superficie.
El conjunto de datos completo abarca 154 perforaciones, 123 de las cuales permiten extraer conclusiones para una década completa, mientras que el resto se puede usar para refinar los cálculos de la desviación anual.
Afecta al 70 por ciento del permafrost
Los resultados muestran que, en los diez años transcurridos entre 2007 y 2016, la temperatura del suelo de permafrost aumentó en 71 de los 123 sitios de medición. En cinco de los pozos, el permafrost incluso ya estaba descongelado. En contraste, la temperatura del suelo se hundió en 12 perforaciones, por ejemplo, en sitios individuales en el este de Canadá, del sur de Eurasia y en la Península Antártica. Sólo en 40 pozos, que representan más del 30 por ciento del total, la temperatura se mantuvo prácticamente sin cambios en ese periodo.
Los investigadores señalan que el calentamiento más dramático se ha producido en el Ártico: «Allí, en las regiones con más del 90 por ciento de contenido de permafrost, la temperatura del suelo aumentó una media de 0.30ºC en diez años», señala el autor principal, Boris Biskaborn, en un comunicado.
En el noreste y el noroeste de Siberia, el aumento de la temperatura en algunas perforaciones fue de 0,90ºC e incluso más. Comparativamente, la temperatura del aire en las respectivas regiones aumentó una media de 0,61ºC en el mismo período.
Más al sur, en las regiones árticas con menos del 90 por ciento de permafrost, el suelo congelado solo se calentó en promedio 0.2 ºC. “En estas regiones hay más y más nevadas, que aíslan el permafrost de dos maneras, siguiendo el principio de iglú: en invierno, la nieve protege el suelo del frío extremo, que en promedio produce un efecto de calentamiento. En primavera, refleja la luz del sol y evita que el suelo se exponga a demasiado calor, al menos hasta que la nieve se haya derretido por completo «, añade Biskaborn.
También se puede ver un calentamiento significativo en las regiones de permafrost de las cordilleras de alta montaña y en la Antártida. La temperatura de los suelos permanentemente congelados en los Alpes, en el Himalaya y en las cordilleras de los países nórdicos aumentó en un promedio de 0,19 grados centígrados. En las perforaciones poco profundas de la Antártida, los investigadores midieron un aumento de 0,37 grados.
Impacto mundial
“Todos estos datos nos dicen que el permafrost no es simplemente un calentamiento a escala local y regional, sino a nivel mundial y prácticamente al mismo ritmo que el calentamiento del clima, que produce un calentamiento sustancial del aire y un aumento del espesor de la nieve, especialmente en el Ártico. Estos dos factores, a su vez, producen un calentamiento del terreno que estuvo permanentemente congelado «, explica otro de los investigadores, Guido Grosse.
Hanne H. Christiansen, coautora del estudio, explica asimismo que “la temperatura del permafrost es una de las variables climáticas más aceptadas universalmente. Ofrece una visión directa de cómo reacciona el suelo congelado al cambio climático».
Esta información es sobre todo esencial en aquellas regiones de permafrost en las que el suelo ya se ha vuelto más cálido o ha comenzado a descongelarse, produciendo un daño mayor cuando el suelo se dobla, desestabilizando carreteras y edificios. En consecuencia, los investigadores planean continuar monitorizando las perforaciones.
Referencia
Permafrost is warming at a global scale. Boris K. Biskaborn et al. Nature Communications, Volume 10, Article number: 264 (2019). DOI:https://doi.org/10.1038/s41467-018-08240-4
Hacer un comentario