El clima de la Tierra se parecerá en 2150 al que tenía el planeta hace 50 millones de años si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, ha estimado una investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) basada en modelos climáticos y datos arqueológicos para comparar el futuro de la Tierra con su pasado.
«Si pensamos en el futuro en términos del pasado, hacia dónde nos dirigimos es a un territorio inexplorado para la sociedad humana», explica en un comunicado Kevin Burke, de la Universidad de Wisconsin y autor principal del estudio. «Nos estamos moviendo hacia cambios muy dramáticos en un marco de tiempo extremadamente rápido, revirtiendo una tendencia de enfriamiento planetario en cuestión de siglos».
Según este estudio, el mundo no tendrá que esperar hasta 2150 para ver un cambio climático dramático que se asemeja al antiguo pasado de la Tierra: en 2030 el clima de la Tierra será similar al de hace 3 millones de años, un momento de nuestra historia en el que nuestros antepasados humanos estaban aprendiendo a hacer herramientas de piedra (Edad de Piedra).
Los investigadores señalan que, si bien la Tierra ha pasado por diferentes periodos climáticos desde que se formó hace unos 4.540 millones de años, esos cambios climáticos han ocurrido a lo largo de decenas de millones de años.
Lo novedoso es que, debido a la acción humana, nuestro planeta ha revertido su trayectoria hacia un enfriamiento, iniciada hace 50 millones de años, en sólo unos siglos. Y es posible que las especies, incluida la humana, no puedan adaptarse tan rápidamente a cambios climáticos tan bruscos.
Escenarios climáticos
Para llegar a estas conclusiones, los autores de esta investigación tuvieron en cuenta dos escenarios climáticos derivados de dos hipótesis diferentes: que no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, o que estas emisiones se reducen moderadamente.
En ambos escenarios, los modelos resultantes señalan que el clima de la Tierra se parecerá al que tenía hace 3 millones de años, con una única variable: ocurrirá, bien en 2030 (si no se reducen las emisiones) o en 2040 (si se reducen moderadamente).
Proyectados en el tiempo, los modelos señalan que el clima continuará calentándose hasta reproducir condiciones similares a las del Eoceno en el año 2150, en poco más de un siglo. Hay que imaginar en ese escenario la desaparición de las zonas árticas, convertidas en tierras pantanosas.
El Eoceno comenzó hace unos 56 millones de años como consecuencia de un brusco cambio climático conocido como el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno: consistió en un aumento de la temperatura terrestre en apenas 20.000 años, que trajo consigo un aumento del nivel del mar y el calentamiento de los océanos. El Eoceno terminó hace unos 34 millones de años.
Desde el centro de los continentes
Los modelos muestran asimismo que estos climas geológicos profundos emergen primero desde el centro de los continentes y luego se expanden hacia el exterior a lo largo del tiempo. Las temperaturas y las precipitaciones aumentan, las capas de hielo se derriten y los climas se vuelven templados cerca de los polos de la Tierra. Esa es la trayectoria previsible del calentamiento futuro.
El estudio también mostró que en el escenario de reducción moderada de las emisiones, los climas «novedosos» emergen en casi el 9 por ciento del planeta. Estas son condiciones que no tienen un precedente geológico o histórico conocido y se concentran en el este y sureste de Asia, el norte de Australia y la costa de América.
En su artículo, los investigadores intentan encontrar un equilibrio entre la alarma y el optimismo. Por un lado, la Tierra se dirige a lo desconocido, lo que afectará a la vida de nuestros hijos y nietos. Por otro lado, la vida ha demostrado ser resistente. En tercer lugar, en muchos lugares se está planteando la transición hacia fuentes de energía más sostenibles y libres de carbono. Pero se necesita hacer más, señalan.
“Hemos visto que suceden grandes cosas en la historia de la Tierra: nuevas especies evolucionaron, la vida persiste y las especies sobrevivieron. Pero muchas especies se perderán, y vivimos en este planeta”, dice Jack Williams, otro de los autores de la investigación. «Estas son cosas que deben preocuparnos, por lo que este trabajo nos indica cómo podemos usar nuestra historia y la historia de la Tierra para comprender los cambios actuales y cómo podemos adaptarnos mejor».
Referencia
Pliocene and Eocene provide best analogs for near-future climates. K. D. Burke et al. PNAS, December 10, 2018. DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.1809600115
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