¿Existe una relación entre las contribuciones de un país a la ayuda internacional y la felicidad de sus habitantes? Según un estudio realizado a nueve países europeos donantes sí la habría en el caso del Reino Unido y Francia, pero no en otras naciones.
Mak Arvin y Bayron Lew, del departamento de economía de la Trent University de Ontario, en Canadá, analizaron si es cierto que a veces es mejor dar que recibir, pero no a nivel individual, como se había hecho en investigaciones previas, sino a nivel estatal.
Relación causal positiva
Para ello, realizaron un análisis estadístico en nueve países de Europa. Con él, intentaban contestar a dos cuestiones, explican los investigadores en un artículo aparecido en Global Business and Economics Review: por un lado, si la cantidad de ayuda internacional prestada por un Estado puede afectar a la felicidad de sus habitantes.
Por otro lado, si el hecho de que los habitantes de un país sean más felices – según informes anteriores sobre niveles de felicidad por Estado- puede condicionar los niveles de ayuda de ese país a las naciones necesitadas.
Según declaran los investigadores en Alphagalileo, los resultados obtenidos en el análisis revelaron que para dos importantes donantes europeos, Francia y el Reino Unido, la relación entre ayuda internacional y felicidad resultó ser una relación causal positiva: a mayor felicidad de los ciudadanos, mayor ayuda internacional.
Además, en el caso de Francia también había una relación causal positiva en la otra dirección: parece que la ayuda internacional que este país dedica a otras naciones hace más felices a los franceses.
Factor determinante de la ayuda
Arvin y Lew afirman que no resulta sorprendente que la ayuda internacional tenga efectos distintos en la felicidad media de cada país, porque en cada Estado existen diversas actitudes hacia este tipo de ayuda, así como diversos canales (institucionales, privados, etc.) para aplicarla.
De cualquier forma, afirman los investigadores, en general las donaciones públicas parecen contribuir a una mayor felicidad nacional, al igual que la asistencia a los menos afortunados.
En una investigación anterior, cuyos resultados fueron publicados por el European Journal of Development Research, los investigadores ya habían relacionado la felicidad con los desembolsos nacionales en ayuda internacional.
A partir de datos tomados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), del Banco Mundial y de la Base de Datos Mundial de la Felicidad, los científicos crearon un modelo empírico que permitió determinar que la felicidad, tanto de los donantes como de los receptores, son factores determinantes clave de los niveles de ayuda internacional.
El dinero sí da la felicidad
Como se ha dicho previamente, otros estudios ya habían constatado la felicidad que produce dar a otros. Es el caso, por ejemplo, de una investigación realizada en 2008 por especialistas de la University of British Columbia (UBC), de Canadá, y de la Escuela de Negocios de Harvard, en Estados Unidos.
En dicha investigación fueron llevados a cabo varios estudios. Uno de ellos consistió en analizar una muestra nacionalmente representativa de más de 630 norteamericanos, de los cuales el 55% eran mujeres.
A los participantes en el estudio se les pidió que evaluaran su felicidad general y sus ingresos anuales. Asimismo, se les solicitó información sobre sus gastos mensuales, con datos sobre facturas, regalos que se habían hecho a sí mismos, regalos para otros y donaciones a la caridad.
Lo que los científicos querían comprobar era si la manera en que la gente gasta su dinero es tan importante como la manera en que lo ganan, explicó una de las autoras de la investigación, Elizabeth Dunn en un comunicado emitido por la UBC.
Aumentar la felicidad un día cualquiera
El análisis de los datos obtenidos reveló lo siguiente: independientemente del nivel de ingresos de cada persona, aquellos individuos que habían gastado dinero en otros informaron de una mayor felicidad en sus vidas, al contrario que aquéllos que habían invertido más cantidad de dinero en sí mismos.
En un segundo estudio, Dunn y sus colaboradores analizaron los niveles de felicidad de los empleados de una compañía de Boston, antes y después de que éstos recibieran una participación de los beneficios de la empresa, de entre 2.000 y 5.700 euros.
Lo que se descubrió en este casofue que lo que hizo más felices a los empleados no fue la cuantía de estas participaciones, sino cómo fue empleado ese dinero: los trabajadores que lo usaron para comprar regalos a otros o para donar a la caridad informaron de mayores beneficios que aquéllos que lo habían empleado para cubrir sus propias necesidades.
En otro estudio, los investigadores entregaron a una serie de personas bonos de cinco o 20 dólares, y les pidieron que los gastaran antes de las cinco de la tarde. A la mitad de los participantes se les dio instrucciones para que gastaran ese dinero en sí mismos, y a la otra mitad para que lo gastaran en otros.
Los voluntarios que gastaron el dinero en otros afirmaron sentirse más felices al final del día que el resto de los participantes. Según Dunn, estos resultados sugieren que pequeñas modificaciones en el destino de los gastos cotidianos – de tan sólo cinco dólares- pueden ser suficiente para aumentar la felicidad de cualquier día.
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