Un ordenador puede ayudar a resolver los problemas de la vida, a recuperar la confianza en uno mismo y a superar los problemas sociales y afectivos de una persona, según diferentes experiencias que se enmarcan en lo que ha dado por denominarse ciberterapia.
Investigadores de la Universidad McGill de Canadá, como el doctorando Stéphane Dandenau, se han lanzado a la creación de juegos interactivos como el SE Matrix con la finalidad de conseguir, mediante reacciones rápidas del usuario, fomentar nuevas actitudes sociales y recuperar la autoestima.
Asimismo, un instituto de psiquiatría de Gran Bretaña ha desarrollado un programa que simula una biblioteca pública a través de la cual pacientes sicóticos pueden pasear y cruzarse con personas virtuales.
Usando gafas tridimensionales y con la ayuda de tres enormes pantallas situadas en una gran sala, los pacientes pueden vivir una experiencia casi real en un lugar público, lo que en las circunstancias normales de su vida podría resultar traumático.
Ejercicios como estos ayudan a determinados pacientes a superar su fobia social y el ordenador se convierte en una poderosa herramienta para conseguirlo.
Ventajas de la tecnología
Una de las ventajas que ofrece para estas terapias la realidad virtual es que los personajes que aparecen en estas simulaciones tienen un rostro neutro, lo que ayuda a superar las percepciones paranoicas.
Los ordenadores también se están convirtiendo, mediante programas de este tipo, en una eficaz ayuda para personas que han perdido capacidad de comunicación debido a un trauma, y que encuentran en los mundos paralelos un camino para regresar a la cotidianidad de la vida y de la comunicación humana.
Tal como explica al respecto la Universidad de Harvard, nada de esto pertenece al mundo de los juegos o de la ficción, sino que se está convirtiendo en una sólida herramienta para el tratamiento de determinadas enfermedades de la mente.
El uso eficaz más contrastado de estas ciberterapias se refiere al tratamiento de las fobias. Hasta ahora estos tratamientos se han basado en la presentación al paciente de los objetos de sus fobias, generalmente magnificados, para conseguir la paulatina desaparición del rechazo por parte del enfermo.
Miedo a las alturas
Aunque esta terapia funciona, ha quedado superada por las ventajas de un ejercicio de realidad virtual, ya que permite muchas más posibilidades: graduar la intensidad del objeto que se presenta al paciente, circunscribirlo a un entorno donde no es posible refugiarse en la imaginación y conseguir que el paciente permanezca todo el tiempo en un mismo espacio físico, vigilado de cerca (incluso a través de Internet) por un sicoterapeuta.
La experiencia demuestra la eficacia de estos tratamientos, por ejemplo, en el caso del miedo a las alturas, ya que el espacio virtual permite escalonar la distancia a la tierra en que se sitúa al paciente, alcanzando cada vez niveles superiores y una gradual mejora del miedo a volar.
En estos tratamientos, el paciente vive una experiencia virtual de vuelo como si fuera real, lo que permite personalizar las terapias y forzar al máximo, sin riesgo alguno, la percepción de los pacientes, que en la vida real sólo están disfrutando de un paseo por un espacio virtual creado por ordenador, sin ninguna relación con la experiencia física propiamente dicha.
En los casos de desórdenes causados por estrés traumáticos, en los que lo más corriente es que los pacientes rechacen recordar los episodios vividos, la terapia virtual permite exponer al enfermo a una vivencia evocadora del trauma cuya intensidad se gradúa a medida que evoluciona su estado mental.
Víctimas del 11-S
Esta metodología se ha aplicado a veteranos de la guerra de Vietnam, la mayoría de los cuales mejoraron sensiblemente después de revivir virtualmente los episodios que les habían originado los traumas. Hasta tal punto esto es así que esta terapia se pretende aplicar ahora a los supervivientes del 11-S.
Otros tratamientos con los que se ha experimentado con realidad virtual son las fobias a los animales, el pánico y el miedo a salir a la calle. En el futuro se pretende asimismo aplicar al tratamiento de la esquizofrenia, recreando alucinaciones virtuales que ayuden a los pacientes a superar sus alucinaciones reales.
Los desórdenes en la comida o los complejos de inferioridad respecto al propio cuerpo son otros campos en los que la terapia virtual se ha comprobado que funciona. El trauma de las quemaduras se supera también más fácilmente si en el momento del tratamiento pueden verse imágenes que calman el dolor, como un paisaje invernal.
Los niños pueden aprovechar también estas terapias para corregir desórdenes en la atención escolar y para superar pequeños problemas de convivencia en clase que en ocasiones se convierten en traumas infantiles.
Estamos en los comienzos
Y todo esto ocurre cuando todavía la virtualidad apenas se ha desarrollado ni conseguido el umbral que está llamada a alcanzar, que es la recreación de mundos virtuales que se presentan a los sentidos tan reales como el mundo ordinario.
La anunciada emergencia de ordenadores que pueden leer el pensamiento o interpretar las emociones, ayudará tremendamente al aumento y perfeccionamiento de estas terapias.
De momento las terapias virtuales se practican a muy pequeña escala, si bien cada día surgen más programas y tecnologías que aumentan las probabilidades de que se conviertan en una eficaz ayuda para determinadas enfermedades de la mente.
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