La continua exposición a los ruidos puede causar crisis cardiacas, señala un estudio realizado por investigadores alemanes. El estudio se realizó en 32 hospitales de Berlín y se llevó a cabo mediante entrevistas a un total de 4.115 personas hospitalizadas entre 1998 y 2001 por haber tenido algún problema en el corazón.
La contaminación acústica es uno de los problemas más acuciantes de nuestra sociedad actual. España es el segundo país más ruidoso del mundo, después de Japón, según estudios de la Organización Mundial de la Salud. Hasta nueve millones de ciudadanos españoles están expuestos a niveles de ruido que superan el límite de tolerancia establecido por la OMS. Esto significa que 3 de cada cuatro ciudadanos sufren niveles de ruido excesivos. En Europa, el 20% de la población (80 millones) está expuesto también a niveles de ruido inaceptables.
El límite aceptado por la Organización Mundial de la Salud de 65 decibelios, pero según la OCDE (la Organización para la Cooperación Economía y el Desarrollo), 130 millones de personas en el mundo sufren un nivel sonoro superior en su entorno, mientras otros 300 millones padecen ruidos que imposibilitan una calidad de vida media.
Las principales fuentes de contaminación acústica son los vehículos de motor, las industrias, y los bares y demás locales públicos (como pubs o talleres industriales). Este tipo de contaminación incide en nuestra calidad de vida y provoca efectos psicológicos, aparte de los físicos. Los efectos sobre la salud suelen estar relacionados con la tensión, con un aumento de las pulsaciones, con una modificación del ritmo respiratorio, tensión muscular, presión arterial, resistencia de la piel, agudeza de visión y vasoconstricción periférica.
Además, el ruido puede causar efectos sobre el sistema cardiovascular, con alteraciones del ritmo cardíaco, riesgo coronario, hipertensión arterial y excitabilidad vascular por efectos de carácter neurovegetativo, entre otros problemas. La sordera temporal también es una de las consecuencias de padecer una contaminación acústica demasiado alta.
Más ruido, más peligro
Los investigadores del Centro Médico Universitario Charité, de Berlín, han concluido a raíz de la investigación que las víctimas de crisis cardiacas habían estado expuestas a mayor cantidad de ruido, en sus trabajos u hogares, que el otro grupo de enfermos estudiado. Han concluiso por tanto que niveles sonoros y la duración de exposición a ruidos hacen que el riesgo de crisis cardiaca pueda aumentar en las personas afectadas.
Los resultados del estudio fueron difundidos el año pasado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, pero han sido publicados ahora (edición de diciembre 2005) por la revista European Heart Journal. Tal como se explica en este artículo, el objetivo del estudio era asociar la exposición al ruido con la salud y comprobar sus efectos nocivos a nivel fisiológico, sobre todo en lo que respecta al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, en especial de los infartos de miocardio.
En total se analizó a un grupo de 4.115 pacientes (3.054 hombres de una media de edad de 56 años y 1.061 mujeres, de más de 58 años de media). Estas personas habían sido ingresadas entre 1998 y 2001 por alguna afección cardiaca.
Hombres y mujeres, diferentes reacciones
El estudio demostró que los hombres expuestos continuamente al ruido ambiente corren un 50% más de riesgo de sufrir una crisis cardiaca, mientras que las mujeres tenían tres veces más posibilidades que ellos de verse afectadas.
Por el contrario, en el caso del ruido en el trabajo, la posibilidad de crisis cardiaca aumenta un 30% en los hombres, mientras que en el caso de las mujeres apenas se ven afectadas por el ruido.
Los investigadores desconocen el motivo de estas diferencias, pero señalan que pueden tener un sentido evolutivo: los hombres son más sensibles al ruido en su ambiente laboral, mientras las mujeres están más sensibilizadas al ruido de sus casas, como el llanto de un niño, por ejemplo. Para ambos sexos, está claro que uno de los factores desencadenantes es el mismo: el estrés que produce el exceso de ruido en su entorno.
La adrenalina (hormona vasoactiva que es segregada en situaciones de alerta por las glándulas suprarrenales) y la noradrenalina (un neurotransmisor que propicia la motivación), entre otras hormonas que pueden causar el estrés en el organismo, se ponen en marcha en situaciones de estrés, provocando que aumente la presión sanguínea del cuerpo, así como los niveles de colesterol y de grasa en la sangre.
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