RedacciónT21 
El acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) ha venido acompañado de un cambio en muchas de nuestras rutinas diarias, como la comunicación, el trabajo, el empleo, la educación. Incluso la política ha adquirido una nueva dimensión en el entorno digital.
Sin embargo, siguen existiendo aún grandes diferencias entre unas y otras regiones del planeta en este sentido.
Por ejemplo, sólo un 18% de los hogares europeos en zonas rurales tienen acceso a una banda ancha de alta velocidad. A esto se une la brecha digital de género.
“Comunidades conectadas”
La Comisión Europea (CE) anunció el pasado 10 de julio la puesta en marcha de la iniciativa «Comunidades Conectadas», que apoya proyectos innovadores para el despliegue de banda ancha de alta velocidad en toda Europa.
Esta iniciativa tiene como objetivo poner en contacto a responsables de ciudades y localidades con asesores que les informen sobre la «mejor manera de acceder a financiación» y crear modelos de empresa a medida para llevar la banda ancha rápida a sus regiones, según informó la CE en un comunicado. Los mejores proyectos recibirán el «sello de aprobación» de la Comisión y podrán acceder a un servicio de asistencia.
Los proyectos que sean seleccionados podrán recibir información individualizada o asistencia técnica del Banco Mundial para recibir asesoramiento sobre cómo optar a financiación pública o privada.
Según la CE, «las inversiones en redes de banda ancha están por debajo de lo esperado», pues los últimos datos europeos muestran que un64 % de los hogares disponen de 30 Mbps y sólo un 3% cuenta con conexiones de 100 Mbps.
Además, según señaló el Ejecutivo comunitario “el desarrollo de estas instalaciones es lento, especialmente en zonas semiurbanas y rurales, así como en las zonas desfavorecidas económicamente».
Brecha digital, TIC y desigualdad
La brecha digital hace referencia a la desigualdad entre las personas que pueden tener acceso (o conocimiento) a las nuevas tecnologías y las que no. En los primeros años, cuando se comenzaron a utilizar las TIC, se creía que los problemas que existían entre sectores sociales, colectivos y países tenían que ver con la falta de disponibilidad de estas herramientas. Sin embargo, ha pasado el tiempo y estas desigualdades persisten y se amplían, adoptando nuevas formas.
Este tipo de desigualdades se dan de dos maneras. En primera instancia, está la dificultad para acceder a equipamientos – lo que se ha venido a llamar la primera brecha digital-; y en segundo lugar está la segunda brecha digital, que tiene que ver bien con el desconocimiento de la utilización de las TIC bien con la falta de interés hacia ellas, lo que produce un rechazo a este tipo de tecnología.
Pero no sólo se produce una brecha en el ámbito doméstico, sino que el desarrollo de las nuevas tecnologías ha hecho que se polarice el mercado laboral: por un lado, están las personas con fácil acceso y comprensión de estas tecnologías, y por otro, los que tienen un acceso difícil, costoso o imposible.
Esta fractura se puede dar en una doble vertiente: entre países, y entre personas en un mismo país o ciudad. Actualmente la tendencia es que los países que no sean capaces de alcanzar un buen nivel de aprovechamiento de las TIC pierdan competitividad frente a otros que saben aprovecharlas, utilizarlas y acercar su valor a la población.
Estrategia Europa 2020
Desde la Unión Europea se ha propuesto una Agenda Digital para conseguir capacitar a cada ciudadano para que pueda vivir y trabajar en la sociedad de la información. De este modo, la Estrategia Europa 2020 que lleva funcionando desde el año 2010 promueve, entre otros objetivos, el acceso a Internet y su utilización por parte de todos los ciudadanos europeos, especialmente mediante actividades que apoyen la alfabetización digital y la accesibilidad.
Asimismo, conocer la brecha digital actual entre los usuarios y no usuarios de TIC y, más concretamente, la que se produce en razón de género contribuye a conocer los factores que la originan: falta de infraestructura (en particular en las zonas rurales), falta de conocimientos de informática y habilidades necesarias para participar en la sociedad de la información, o falta de interés en lo que la sociedad de la información puede ofrecer.
La Estrategia Europa 2020 tiene como propósito, a grandes rasgos, en los próximo años el crecimiento inteligente, sostenible e integrador. Como tal se entiende una economía basada en el conocimiento y en la innovación como impulsores del crecimiento futuro, lo que supone promover la innovación y la transferencia de conocimientos en toda la Unión, así como explotar al máximo las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).
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