El ingreso hospitalario de una persona mayor con una enfermedad grave que acaba con su vida puede ocasionar también la muerte de su marido o esposa, señala el mayor estudio realizado hasta la fecha sobre este tema.
El estudio concluye que entre las parejas de ancianos, el riesgo de desarrollar una enfermedad e incluso de morir tras el fallecimiento del compañero o de la compañera es especialmente grande, sobre todo durante el primer mes después de que el marido o esposa haya ingresado en el hospital.
El estudio fue realizado en Estados Unidos por el médico y sociólogo Nicholas A. Christakis, del Harvard Medical School, en Boston, y por el sociólogo Paul D. Allison, de la Universidad de Pennsylvania, en Filadelfia, Estados Unidos.
Los resultados han sido publicados por el New England Journal of Medicine. El Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos ha publicado asimismo un comunicado sobre esta investigación.
Estrés emocional
Ambos autores explican que esta situación se debe al estrés que produce en los maridos y esposas el hecho de perder un apoyo básico en varios terrenos de su vida: emocional, financiero e incluso práctico. El estado psíquico de sufrimiento provoca que el sistema inmunológico se debilite, provocando que las enfermedades y achaques preexistentes se intensifiquen.
En el estudio se analizaron las hospitalizaciones y las muertes de más de 500.000 parejas de casados de entre 65 y 98 años, entre los años 1993 y 2002. Además de confirmar que la salud de los miembros de las parejas de ancianos pueden condicionarse entre sí, el estudio descubrió que los viudos y viudas reaccionan peor o mejor según sus parejas sufran unas enfermedades u otras.
Las enfermedades que más afectan a la salud de la pareja sana son la demencia, las enfermedades psiquiátricas, las fracturas en el cuello del fémur u otras fracturas óseas, así como los infartos cerebrales o cardiacos. En el caso de una enfermedad cardiaca, por ejemplo, el riesgo de fallecimiento de la pareja se incrementa un 12%, mientras que en caso de la demencia el riesgo aumenta un 22% .
Los porcentajes derivados del estudio señalan que el 8,6% de los viudos murieron un año después de que su esposa fuese hospitalizada por demencia; un 7,5% murió un año después de que sus mujeres ingresaran con alguna enfermedad psiquiátrica, y un 6,9% falleció un año después de que sus esposas entraran en el hospital víctimas de un infarto.
Entre las mujeres, el 3% murió durante el primer año después de que su esposo fuese hospitalizado por cáncer de colon; el 3,7% falleció al año de que su esposo fuese hospitalizado con un infarto, y el 5,7% después de un año del ingreso de su marido por demencia.
Primeros meses, decisivos
En general, los ancianos incrementan su riesgo de muerte en 4,5% cuando es ingresada su compañera; y las ancianas lo incrementan en un 3%. Si, finalmente, el compañero fallece, este riesgo se multiplica por cinco: alcanza un 21% en el caso de los hombres, y un 17% en el de las mujeres.
El peligro aparece desde el momento en que uno de los dos miembros de la pareja cae gravemente enfermo. Sin embargo, comienza a decrecer en unos meses. Normalmente, son las mujeres las que suelen tener mayor apoyo social que los hombres, lo que podría explicar la diferencia en el riesgo que muestran los porcentajes.
El estudio demuestra que la ayuda es necesaria no sólo después de la muerte del compañero, sino desde que se presenta la enfermedad grave que puede costarle la vida. De hecho, la enfermedad ocasiona ya un aumento del peligro de muerte del marido o la esposa sanos muy similar al que origina el fallecimiento en sí.
El estudio abarcó exacamente a 518.240 parejas, más de un millón de personas, de edades comprendidas entre los 65 y los 98 años. A lo largo del estudio, 383.480 maridos (el 74%) y 347.269 esposas (el 67%) fueron hospitalizados al menos una vez, y 252.557 maridos (el 49%) y 156.004 esposas (el 30%) fallecieron. La edad media de los varones analizados es de 75 años, y la de las mujeres de 72.
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