El hecho de que haya mujeres gobernadoras influye de manera positiva e importante en las vidas de las mujeres jóvenes. Esto es lo que ha revelado un estudio, cuyos resultados publica la revista Science y que ha sido realizado por la economista del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), Esther Duflo.
En el estudio, en el que fueron analizados 8.000 adolescentes hindúes y sus padres, se demostró que el incremento de la presencia de mujeres como líderes políticos locales en la India ha tenido un marcado impacto en las adolescentes y en sus familias, ya que ha aumentado las aspiraciones profesionales y el rendimiento educativo de las jóvenes.
Efecto de la esperanza en la realidad
Asimismo, los resultados obtenidos revelan que las líderes políticos (en hindú, “pradhan”) presentes en los gobiernos municipales propician la desaparición de la “brecha de género” prevalente, hasta ahora fomentada por las ayudas destinadas principalmente a los hombres jóvenes.
Según declaraciones de Duflo aparecidas en un comunicado del MIT, esto ocurre por una razón importante: cuando las mujeres tienen puestos políticos de poder, se convierten en modelos a imitar.
“Ver a mujeres en posiciones de poder convence a padres y a adolescentes de que las mujeres pueden ejecutar ciertas acciones, e incrementa sus ambiciones. El cambio de percepciones y el hecho de dar esperanzas puede producir un efecto en la realidad”, concluye la investigadora, que a su vez es cofundadora del Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab (J-PAL) del MIT, especializado en el estudio de soluciones a la pobreza.
El estudio de Duflo estuvo centrado en Bengala Occidental, un estado situado al este de la India en el que un tercio de los puestos “pradhan” han sido aleatoriamente reservados a las mujeres desde 1998.
Esta política es parte de un esfuerzo nacional por situar a las mujeres en los gobiernos locales: en 1993, la India estableció cuotas de género para los gobiernos municipales. Como resultado, la proporción de mujeres en puestos de líderes locales electos aumentó de menos del 5% en 1992 a más del 40% en 2000.
Cambio de mentalidad y de expectativas
Los investigadores analizaron a familias de 495 pueblos con hijos de entre 11 y 15 años. Los datos fueron recopilados en 2007. A partir de ellos, se constató que en los pueblos en los que nunca habían existido gobernadoras, tanto los padres como las adolescentes alimentaban la brecha de género, en lo que a expectativas para las niñas se refiere.
Por ejemplo, estos padres fueron un 45% menos propicios a señalar que querían que sus hijas fueran al instituto o que pasaran de la enseñanza secundaria, en comparación con las aspiraciones que tenían para sus hijos varones. La actitud de las adolescentes de estos lugares fue similar a la de sus padres, aunque ligeramente más abierta (32%).
Sin embargo, entre las adolescentes que vivían en pueblos donde había habido alguna mujer pradhan, la brecha de género relativa a los objetivos educativos de niños y niñas había desaparecido completamente. Además, entre los padres de estos mismos pueblos, la brecha de género en las aspiraciones sobre sus hijas se redujo un 25%.
Estas diferencias tendrían su origen en el aumento de las aspiraciones de las chicas, señalan los investigadores. En el caso de los jóvenes varones, las expectativas educativas se mantuvieron constantes, aunque las mujeres gobernasen en sus localidades. Por otro lado, en las localidades dirigidas por mujeres, la brecha de género se desvaneció no sólo en términos de expectativas, sino también de resultados concretos.
En los lugares que no había una pradhan mujer, los chicos eran un 6% más propensos a asistir a las escuela, y un 4% más propensos a saber leer y escribir que las chicas. Pero en los pueblos con una pradhan mujer, esta diferencia no existía.
Otras consecuencias
Que una localidad tenga o haya tenido una pradhan mujer puede generar asimismo otros cambios en la vida diaria de las chicas, revela el estudio.
En los pueblos en los que nunca había habido una líder política, las chicas pasaban normalmente 79 minutos más al día que los chicos realizando tareas domésticas. Sin embargo, en los pueblos en los que sí había habido una pradhan, la diferencia era de 18 minutos más de tareas de las chicas en las casas, en comparación con los varones.
Según Duflo, la posibilidad de que las mujeres alcancen puestos de liderazgo en los gobiernos locales ha provocado, además, otro cambio: “los votantes tendían a tener una mala opinión sobre las líderes al principio… Pero en un segundo ciclo, la opinión de la gente sobre lo que puede hacer una mujer había cambiado”.
El estudio forma parte de un esfuerzo a largo plazo de Duflo y sus colaboradores del J-PAL, centrado en el análisis de los efectos del aumento de la participación de las mujeres en la política.
En un trabajo anterior, publicado en 2004, Duflo y Raghabendra Chattopadhyay, del Instituto Hindú de Gestión de Calcuta (IIMC), constataron que las líderes políticos tienden a invertir más en ciertos tipos de infraestructuras, como proyectos de suministro de agua.
En otro estudio, publicado en 2008, Duflo, Chattopadhyay y otros investigadores descubrieron que la percepción masculina sobre las mujeres dedicadas a la política mejora con la presencia de mujeres en puestos de liderazgo político, lo que puede cambiar los patrones de voto de los hombres.
En el caso de la presente investigación, Duflo cree que los hallazgos obtenidos en ella subrayan el valor de las estrategias que propician la inclusión de las mujeres en la política. “Creo que (estas estrategias) definitivamente fomentan la participación de las mujeres en sectores en los que están poco representadas”, afirma la investigadora.
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