Una investigación de la Universidad del País Vasco/EHU demuestra que apenas hay diferencias en lo que perciben los adolescentes de distintos países, en concreto México, España e Irlanda.
El estudio, realizado con una muestra de 566 chicas y chicos de Guadalajara (México), Málaga, Dublín y San Sebastián, muestra que hay pocas diferencias en los valores que observan en sus respectivas televisiones. Las chicas dan prioridad a la empatía emocional que sienten hacia los personajes, y los chicos, a la emulación de estos.
Los adolescentes de Dublín son los que presentan mayores diferencias con el resto, debido, probablemente, al contexto socioeconómico en el que viven, y muestran una clara preferencia por los valores individualistas.
«Hay una homogeneización en los valores que perciben los adolescentes en los personajes televisivos», señala la autora de la tesis La percepción de valores en personajes televisivos y los hábitos televisivos en adolescentes: un estudio transcultural, Leire Ugalde, en la nota de prensa de la UPV. «Mi hija, en Hondarribia, ve Disney Channel, al igual que millones de adolescentes de todo el mundo: idénticos programas, idénticos valores…», señala.
«Esa es, precisamente, una de las principales conclusiones de mi investigación: aunque vivan a gran distancia unos de otros, los valores que perciben los adolescentes son muy parecidos. Por otra parte, todos perciben diferentes tipos de valores (individualistas y prosociales). Esta realidad tiene una faceta positiva —podemos utilizar la televisión para fomentar los valores que consideramos adecuados— y una negativa: la homogeneización de los que no consideramos como tales», añade.
La muestra más «diferente» de todas es la de Dublín. Los adolescentes televidentes de dicha ciudad optan por valores marcadamente individualistas, señala Ugalde. «Esos resultados me dejaron francamente asombrada. Finalizada la investigación, estuve tres meses en esa ciudad, y fue entonces cuando descubrí la causa de la diferencia: los adolescentes que participaron en el estudio vivían en barrios conflictivos y marginales de Dublín, donde había muchas familias desestructuradas, problemas relacionados con las drogas… Daban mucha más importancia que los de las otras tres ciudades al dinero, a tener cosas… Esas eran, al parecer, sus principales carencias», señala la investigadora.
Por el contrario, los televidentes de Donostia tienen un perfil más «interesante», según Ugalde: «Por una parte, los padres controlan mucho más qué ven sus hijos en la televisión. Es un dato muy importante, ya que la existencia de criterios por parte de los padres influye en los adolescentes. Según nuestra investigación, los adolescentes de Donostia son (de las cuatro ciudades estudiadas) los que menos horas de televisión ven al día (2,5 horas); los que más, los de Dublín (4,5 horas diarias). Es una diferencia considerable».
Condiciones socioeconómicas
Según Ugalde, «la diferencia de la muestra de Dublín nos obliga a contemplar una nueva hipótesis: la de si no serán las condiciones socioeconómicas una variable más importante que la cultura a la hora de explicar las diferencias entre unas ciudades y otras; es decir, si no serán más importantes dichas condiciones que el hecho de que unos sean vascos y otros irlandeses. Nuestra investigación no responde a dicha pregunta, pero pone sobre la mesa la necesidad de plantear esa hipótesis. Creo que las futuras investigaciones deberían ahondar más en ese sentido».
Los adolescentes de Dublín permanecían durante muchas horas ante el televisor, solos, sin sus padres, o en casa de sus abuelos, viendo todo lo que querían; en cambio, la muestra de Donostia no presentaba casos de ese tipo.
El perfil de consumo
Por otra parte, el sexo del televidente también tiene su importancia, según Ugalde: «Las chicas daban prioridad a la empatía emocional, mediante la cual conectaban con los personajes; los chicos, por el contrario, escogían los personajes por otro motivo: porque querían parecerse a ellos. El perfil de consumo de chicos y chicas también es diferente: muchas chicas veían programas de cotilleo, para, posteriormente, comentarlos con sus amigas. El perfil de los chicos, por el contrario, era mucho más cultural: programas de animación, culturales, de humor… La verdad es que el perfil de los chicos era mucho más atractivo como consumidores que el de las chicas».
Leire Ugalde es doctora en Psicodidáctica, licenciada en Pedagogía terapéutica y en Psicopedagogía, diplomada en la especialidad de Educación Infantil y sexóloga. Trabaja en el Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la UPV/EHU, y ha presentado su tesis en el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de dicha universidad.
Valores
Un trabajo de la Universidad de Sevilla, publicado hace tres años, analizó la violencia de las series españolas y encontró que en la serie Sin tetas no hay paraíso se daba una gran confluencia de principios negativos que contribuyen al aprendizaje y a la imitación de las conductas por parte de los jóvenes espectadores.
En concreto, el atractivo físico del protagonista, «el Duque» –que suele ser el agresor–, la ejecución de acciones violentas como única solución a los problemas, la ausencia de castigos tras la acción violenta o la asociación entre masculinidad y agresividad.
Referencia bibliográfica:
L. Ugalde, L. y M.C. Medrano: Valores Percibidos en la Televisión por adolescentes de diferentes contextos culturales. Revista de Psicología INFAD (2014).
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