La biología de los agentes de bolsa que operan en el mercado de valores influye poderosamente en su comportamiento comercial, ha confirmado un estudio.
El estudio ha constatado que los altos niveles de testosterona provocan que los agentes de bolsa, la mayoría de ellos hombres y jóvenes, sobrevaloren las acciones cotizadas. También afectan a su comportamiento comercial, provocando burbujas peligrosas y posteriores caídas de los valores adquiridos.
La testosterona es la principal hormona sexual masculina. Su concentración en el plasma sanguíneo en un adulto humano masculino es diez veces mayor que la concentración en el plasma de adultas humanas femeninas. La producción diaria es aproximadamente 20 veces mayor en los hombres que en las mujeres.
El estudio, realizado por científicos de diversas instituciones norteamericanas, se desarrolló con la colaboración de 140 hombres jóvenes a los que se les suministró un gel tópico que contenía testosterona o un placebo, antes del experimento.
El experimento consistió en participar en un mercado de acciones simulado en el cual los jóvenes actuaban como en la bolsa real, comprando y vendiendo acciones y productos financieros con la finalidad de ganar dinero real.
El estudio comprobó que los participantes que habían recibido realmente el gel con testosterona crearon burbujas con las acciones ficticias y fijaron precios erróneos durante más tiempo. Su actuación cambió la dinámica del mercado bursátil, que reflejó todos sus errores: el aumento artificial del volumen de ventas y la percepción errónea del valor de una acción.
Por el contrario, los voluntarios que recibieron el placebo, en vez de la testosterona, tuvieron un comportamiento más realista y se apoyaron más en la estrategia de comprar bajo para vender alto, al contrario de los otros voluntarios, que compraban alto con la intención de vender todavía más caro.
«Esta investigación sugiere la necesidad de considerar las influencias hormonales en la toma de decisiones en entornos profesionales, porque los factores biológicos pueden exacerbar el riesgo de capital», explica uno de los autores, Amos Nadler, de la Ivey Bussiness School de la Western University, en un comunicado.
Cambios en el cerebro
«Tal vez la recomendación más simple es implementar períodos de ‘enfriamiento’ para interrumpir los ciclos de retroalimentación excepcionalmente positivos y devolver el enfoque a las valoraciones fundamentales de los activos para reducir la posibilidad de decisiones sesgadas”, añade Nadler.
«Basándose en nuestro estudio, los corredores, los fondos de inversión y los fondos de cobertura deben limitar el riesgo asumido por los agentes de bolsa que sean varones y jóvenes», continuó Nadler.
No es la primera vez que se señala que los niveles de testosterona juegan un papel importante en la toma de riesgos durante decisiones financieras.
Un estudio, realizado en 2008, determinó, usando una muestra de 98 hombres, que la asunción de riesgos en un juego de inversión con potencial de pagos monetarios reales se correlaciona positivamente con los niveles de testosterona salival y la masculinidad facial.
Un segundo estudio, realizado en 2009 con más de 500 estudiantes de MBA, determinó que la testosterona tiene efectos tanto organizativos como activadores sobre las decisiones financieras sensibles al riesgo y las opciones de carrera a largo plazo.
El nuevo estudio es el primero que demuestra que la testosterona cambia la forma en que el cerebro calcula el valor y los beneficios que se obtienen en el mercado de valores, señalan los autores.
Referencia
The Bull of Wall Street: Experimental Analysis of Testosterone and Asset Trading. Management Science (2017). DOI: 10.1287/mnsc.2017.2836
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