La tendencia humana a adoptar el comportamiento de otros ha sido detectada también en primates no humanos por investigadores de la Universidad de St Andrews, en Escocia.
Los científicos Erica van de Waal, Andrew Whiten y Christèle Borgeaud analizaron el comportamiento de monos vervet, una especie de primate catarrino de la familia Cercopithecidae ampliamente distribuida por el África subsahariana, para tratar de determinar hasta qué punto las crías de esta especie se ven influenciadas por los hábitos de sus madres.
En estas observaciones, sin embargo, constaron un hecho bastante sorprendente (no relacionado con las crías): los monos vervet macho y adultos que migran a nuevos grupos se adaptan rápidamente a las normas sociales de sus nuevos compañeros, incluso cuando estas normas no tienen sentido para ellos.
Whiten explica sobre este hallazgo en un comunicado de la Universidad de St Andrews que esta inconstancia de los machos –su voluntad de cumplir con las normas locales, a pesar de sus propias costumbres- puede parecer una respuesta sin sentido. «Pero después de todo, los seres humanos se comportan del mismo modo cuando se adentran en culturas que les son ajenas”. El estudio ha sido señalado ya por los principales expertos como una rara prueba de «transmisión cultural» entre primates salvajes.
Allá donde fueres…
Los hallazgos, que han aparecido detallados en Science, podrían ayudar a explicar la evolución del deseo humano de conocer las costumbres locales cuando se visita un nuevo lugar o una nueva cultura.
Este comportamiento adaptativo tendría “sentido en la naturaleza, ya que el conocimiento de los otros a menudo es la mejor guía de comportamientos óptimos en cada entorno”, añade Whiten.
En una primera fase de su investigación, los científicos proporcionaron a dos grupos de monos salvajes maíz teñido de dos colores (rosa y azul), uno de ellos con un sabor repugnante. Así, un grupo aprendió pronto a comer uno y a rechazar otro; y en el otro grupo ocurrió a la inversa.
Las crías nacidas en ambos grupos comían maíz del mismo color que comían sus madres. Pero los machos adultos recién llegados a cada grupo (los monos vervet migran entre grupos en la época del celo) pasaron a elegir el maíz preferido por sus nuevos compañeros, aunque en su grupo original se comiera el maíz del otro color. Nueve de cada diez machos optaron por esta actitud, a pesar de sus propias costumbres.
Según Erica van de Waal: «La voluntad de los machos inmigrantes de adoptar las preferencias de sus nuevos grupos nos sorprendió a todos. El comportamiento de imitación constatado -tanto en crías como en machos adultos- revela la potencia y la importancia del aprendizaje social en primates salvajes, que llegan incluso a conformarse, una actitud tan conocida entre los seres humanos «.
La deslumbrante inteligencia de las ballenas
Un segundo estudio de la Universidad de St Andrews ha revelado, por otra parte, que las ballenas jorobadas son capaces de transmitirse unas a otras técnicas de caza, del mismo modo que lo harían los humanos.
En este caso, los científicos descubrieron que una nueva técnica de caza se ha extendido al 40% de los individuos de una población de ballenas jorobadas en menos de 30 años, informa dicha Universidad en otro comunicado. Los resultados de este estudio también se han publicado en Science.
La comunidad de ballenas jorobadas de Nueva Inglaterra, EEUU, se vio en la necesidad de buscar nuevas presas tras la decadencia de las poblaciones de arenque -su principal alimento- sufrida en la década de 1980.
La solución que idearon las ballenas entonces fue la de golpear el agua con sus colas para aturdir a sus presas y comérselas con facilidad. Esta técnica se ha extendido a través de la población mediante la transmisión cultural, aseguran los investigadores.
Lucas Rendell, profesor de la Escuela de Biología de la Universidad de St Andrews y uno delos autores del estudio, afirma que: «Nuestro estudio demuestra realmente cómo la transmisión cultural es fundamental en las poblaciones de ballenas jorobadas. Los individuos de esta especie no aprenden unos de otros solo de sus famosos cantos, sino que además adquieren un conocimiento de técnicas de caza que les permite contrarrestar los efectos de los cambios ecológicos «.
El equipo aplicó una técnica de análisis de difusión en red para determinar los patrones de propagación de información en las redes sociales de estas ballenas. Sus observaciones demostraron que este nuevo comportamiento se había extendido por transmisión cultural, siguiendo el mismo proceso que subyace a la diversidad de la cultura humana.
Los datos de la investigación fueron recogidos desde las numerosas embarcaciones que, destinadas a la observación de ballenas, patrullan las aguas del Golfo de Maine (situado en el océano Atlántico, en la costa noreste de Norteamérica) durante el verano.
Los científicos afirman que se puede aprender mucho sobre las fuerzas que impulsan la evolución de la cultura, buscando fuera de nuestro propio linaje ancestral, a través del estudio de atributos similares en grupos que se han desarrollado en un ambiente radicalmente diferente al nuestro, como el grupo de los cetáceos.
Por otro lado, los investigadores creen que sus resultados refuerzan el argumento de que los cetáceos – ballenas y delfines- han desarrollado capacidades culturales sofisticadas.
Chimpancés cultos
Estos estudios sugieren que existe cultura entre los animales, a pesar de que se tiende a pensar que esta es un atributo exclusivo del ser humano.
En 2011, un artículo publicado en Nature bajo el título: “Simios en África. Los chimpancés cultos”, en el que también se hablaba de trabajos realizados por los científicos de St Andrews, señalaba que existe un creciente reconocimiento del hecho de que muchos animales exhiben algún tipo de cultura.
En concreto, los chimpancés, que comparten el 98% de sus genes con los humanos, presentan el conjunto más variado de comportamientos culturales documentados del mundo animal.
Estos comportamientos destacan por su diversidad: algunos chimpancés bailan lentamente al inicio de las tormentas y otros no los hacen; algunos usan varas largas –y otros varas cortas- para sacar hormigas de los hormigueros… ¿Por qué no todos hacen las mismas cosas?
En el artículo de Nature se explicaba que estas diferencias podrían tener su origen en una combinación de factores: por un lado los genes, por otro la ecología o la presión del entorno. Pero parece que existe un tercer factor: la transmisión social de los conocimientos. Este ultimo hace que “la diferencia entre humanos y animales resulte cada vez menos clara”.
Referencias bibliográficas:
E. van de Waal, C. Borgeaud, A. Whiten. Potent Social Learning and Conformity Shape a Wild Primate’s Foraging Decisions. Science (2013). DOI:10.1126/science.1232769.
J. Allen, M. Weinrich, W. Hoppitt, L. Rendell. Network-Based Diffusion Analysis Reveals Cultural Transmission of Lobtail Feeding in Humpback Whales. Science (2013). DOI:10.1126/science.1231976.
Gayathri Vaidyanathan. Apes in Africa: The cultured chimpanzees. Nature (2011). DOI: 10.1038/476266ª.
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