La idea de que las comidas sanas son más caras no es nueva. Un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge ha estudiado la variación de precios de los productos en el Reino Unido para saber cómo han evolucionado en los últimos 10 años.
Sus conclusiones indican que la subida continuada de precios de los alimentos ha sido mayor para la comida saludable, como los tomates y el pescado, aumentando la diferencia de precios con la no saludable, como la comida rápida, los dulces y los helados.
“Las comidas saludables deben ser frescas y perecen, por lo que es más caro hacerlas llegar al consumidor, sobre todo porque son más sensibles a los costes de distribución, como la subida del petróleo”, declara a Sinc Nicholas Jones, coautor del estudio que publica la revista PLOS One.
Según el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido, el coste relacionado con las enfermedades alimentarias ha sido de más de 7 mil millones de euros anuales. El estudio sobre Carga Mundial de Morbilidad (GBD, por sus siglas en inglés), publicado en 2010, encontró que el 14,3% de las enfermedades de Reino Unido eran consecuencia de las dietas no saludables.
“La creciente brecha entre los precios de las comidas más y menos saludables es un factor que contribuye a la inseguridad alimentaria, agravando las desigualdades sociales y deteriorando la salud de la población”, alerta Jones.
Precio por tipo de compra
Los autores del estudio clasificaron cada alimento como menos saludable o más saludable, según su contenido nutricional, siguiendo el modelo de clasificación desarrollado por la Agencia de Normas Alimenticias de Reino Unido.
Mientras que la comida menos sana ha sufrido un ligero aumento de precio desde 2002, el incremento ha sido significativamente mayor para la comida sana. Traducido en cifras, esto se convierte en un aumento total de 2,3 euros por cada 1.000 kilocalorías de alimentos saludables en diez años, frente a un incremento de 0,92 euros de los menos sanos.
En 2002, 1.000 kcal de comida saludable costaban un promedio de 7,18 euros, comparados con la compra de la misma cantidad de energía en forma de comida menos sana: 2,25 euros. En 2012, este coste ha subido hasta los 9,53 euros para la comida más sana, y 3,18 euros para la comida menos sana.
Otro problema añadido es la desigualdad social y los perjuicios para la salud pública. “La pobreza alimentaria y el auge de bancos de alimentos son un problema en Reino Unido. Es importante preservar la accesibilidad a una dieta saludable”, afirma Jones.
Causas de la desigualdad
Los autores indican que esta brecha en los precios necesita un control en beneficio de la salud pública. “Nuestra investigación no habla directamente sobre la causa de la desigualdad de precios, pero otras investigaciones sugieren que hay numerosos factores que influyen en el aumento de coste, como la política agrícola, la producción, las redes de distribución, etc.”, explica el investigador.
De entre los factores que más afectan a esta diferencia de precios, los científicos señalan a la Política Agrícola Común de la UE –que subsidia la producción de determinados bienes, tales como lácteos, aceite y azúcar– y, por consiguiente, tiene el potencial de afectar a la salud pública, e influir en la disponibilidad y el precio de los alimentos.
“Los resultados no nos sorprendieron, ya que en otros países la situación es similar. Sin embargo, este es el primer estudio que se hace sobre la diferencia de precios en Reino Unido”, afirma el investigador.
Actualmente, la población de Reino Unido ingiere un exceso de grasas saturadas y azúcares. Frente a esto, el Departamento de Salud de Reino Unido recomienda el consumo de productos saludables, como frutas, verduras, comidas bajas en grasas y ricas en proteínas.
Referencia bibliográfica:
Nicholas R. V. Jones, Annalijn I. Conklin, Marc Suhrcke y Pablo Monsivais: The Growing Price Gap between More and Less Healthy Foods: Analysis of a Novel Longitudinal UK Dataset. PLOS One (2014). DOI: 10.1371/journal.pone.0109343
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