La pérdida de visión monocular -un solo ojo- transitoria es una presentación clínica frecuente y la causa no siempre es una tromboembolia. Médicos del Hospital Ocular Moorfield de Londres (Reino Unido) presentan en el New England Journal of Medicine dos casos en los que la causa fue el uso del smartphone en la oscuridad.
Una mujer de 22 años de edad se presentó con una historia de varios meses de problemas de visión recurrente en el ojo derecho, que se producían por la noche. Los resultados de los exámenes oftalmológicos y cardiovasculares fueron normales. Los niveles de vitamina A y los resultados de la angiografía por resonancia magnética, la ecocardiografía y el análisis de trombofilia también fueron normales.
El segundo caso fue el de una mujer de 40 años de edad que se presentó con una historia de 6 meses de discapacidad visual monocular recurrente al despertarse, con una duración de hasta 15 minutos. Los resultados de las investigaciones para una causa vascular fueron de nuevo normales. Se inició una terapia con aspirina.
Cuando los pacientes fueron atendidos en la clínica neuro-oftalmológica, explican en la carta enviada al NEJM los investigadores, una historia detallada reveló que los síntomas se producían pocos minutos después de visualizar la pantalla del teléfono, en la oscuridad, mientras estaban acostadas en la cama (antes de ir a dormir en el primer caso y después de despertarse en el segundo).
Se pidió a ambas pacientes que experimentaran y grabaran sus síntomas. Informaron de que los síntomas eran siempre en el ojo contralateral al lado en el que la paciente estaba tumbada.
Hipótesis
Los científicos plantearon la hipótesis de que los síntomas se debían a la diferencia de blanqueo de fotopigmento: el ojo de miraba se adaptaba a la luz, mientras que el ojo bloqueado por la almohada estaba adaptado a la oscuridad.
Posteriormente, con los dos ojos al descubierto en la oscuridad, el ojo adaptado a la luz se percibía como «ciego». La discrepancia duraba varios minutos.
En un estudio aprobado por un comité de ética, dos de los autores del estudio miraron con un solo ojo la pantalla del teléfono con el brazo extendido y cuantificaron la evolución temporal de la recuperación de la sensibilidad en la oscuridad tanto psicofísica como electrofisiológicamente.
La sensibilidad visual se reducía apreciablemente después de ver el smartphone, y pasaban varios minutos hasta que se recuperaban. Esta reducción en la sensibilidad era medible a nivel de la retina.
Una de las mujeres se mostró escéptica con la explicación de los médicos, hasta que finalmente se convenció. Sin embargo, Rahul Khurana, portavoz de la Academia Americana de Oftalmología, señala en Medical Xpress que dos casos no son suficientes para afirmar que la causa era esa.
Aunque la mayoría de las personas ven las pantallas con dos ojos, la gente utiliza con frecuencia los teléfonos inteligentes mientras está acostada, cuando un ojo puede estar cubierto de forma inadvertida. Los fabricantes están produciendo pantallas con mayor brillo para compensar la luminancia ambiental de fondo y de este modo permitir una lectura fácil. Por lo tanto, creen los autores, síntomas como los descritos pueden llegar a ser más frecuentes. «Nuestros casos demuestran que una historia clínica detallada y una comprensión de la fisiología de la retina pueden tranquilizar al paciente y al médico y pueden evitar ansiedad innecesaria y costosas investigaciones».
Referencia bibliográfica:
Ali Alim-Marvasti et al.: Transient Smartphone “Blindness”. New England Journal of Medicine (2016). DOI: 10.1056/NEJMc1514294.
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