El gobierno de Estados Unidos, a través de los Institutos Nacionales de Salud, ha lanzado el estudio más ambicioso sobre el desarrollo del cerebro en adolescentes que jamás se haya intentado. Los científicos están tratando de entender lo que nadie hace actualmente: cómo el uso intensivo de pantallas de los dispositivos electrónicos afecta a la estructura física del cerebro de sus hijos, así como su desarrollo emocional y salud mental.
En 21 lugares de Estados Unidos, los científicos han comenzado a entrevistar a niños de nueve y diez años y a escanear sus cerebros. Seguirán a más de 11,000 niños durante una década y gastarán 300 millones de dólares en hacerlo.
La doctora Gaya Dowling, de los Institutos Nacionales de Salud, que dirige las investigaciones, ha explicado a CBS los primeros resultados de estas investigaciones. Señala que la primera oleada de datos de escaneos cerebrales de 4.500 participantes ha concluido y que los resultados están intrigando a los científicos.
Lo primero que han apreciado a través de las imágenes de resonancia magnética de estos 4.500 niños es que hay diferencias significativas en el cerebro de algunos pequeños que usan teléfonos inteligentes, tabletas y videojuegos más de siete horas al día. “Lo que podemos decir es que así se ven los cerebros de los niños que pasan mucho tiempo en las pantallas. Y no es solo un patrón”, declara Dowling.
Añade que los colores muestran diferencias en los cerebros de los niños de nueve y diez años. El color rojo representa un adelgazamiento prematuro de la corteza. Esa es la capa más externa arrugada del cerebro que procesa la información de los cinco sentidos.
Envejecimiento cerebral prematuro
El adelgazamiento la corteza cerebral forma parte del proceso de envejecimiento, si bien según Dowling no se sabe todavía si en el marco de esta investigación puede considerarse perjudicial para los niños. El adelgazamiento de la corteza cerebral está asociado a procesos degenerativos como el Alzheimer y a trastornos como la depresión.
Otro de los primeros resultados de esta investigación señala que los niños que pasan más de dos horas al día delante de las pantallas tienen peores resultados en las pruebas de lenguaje y de razonamiento.
Según otra científica entrevistada en el programa de la CBS, Kara Bagot, los smartphones pueden tener un efecto adictivo porque el tiempo que se pasa frente a una pantalla estimula la liberación de dopamina, la hormona del placer.
A una edad más temprana, el uso de tabletas y teléfonos inteligentes también podría ser perjudicial para los niños, ya que los conocimientos no se transfieren de las dos dimensiones que ofrece una pantalla, a las tres dimensiones del mundo real, explicó en el mismo programa el Dr. Dimitri Christakis, miembro de la Academia Americana de Pediatría. Los investigadores aconsejan «evitar el uso de los medios de comunicación para niños menores de 18 a 24 meses». Una recomendación que no se aplica a las videollamadas.
Christakis explicó asimismo que en un experimento en el que se facilitó a niños pequeños una guitarra, un iPad con notas musicales y finalmente otro iPad con una aplicación que recompensaba a los niños con luces, colores y sonidos, apreciaron que el 66% de las veces los niños devuelven la guitarra y el primer iPad a los educadores sin problemas, pero que el en el caso del iPad con recompensas, ese porcentaje desciende al 45%, dato evidente de una adicción prematura.
Que la herramienta no nos utilice
CBS también cita a Jean Twenge, profesor de psicología en la Universidad Estatal de San Diego. Pasó cinco años repasando cuatro grandes encuestas nacionales de 11 millones de jóvenes desde los años sesenta. Descubrió cambios repentinos en el comportamiento y la salud mental de los adolescentes nacidos en 1995 y más adelante, una generación que llama «I-gen».
Añade: “No es solo la soledad y la depresión. También es que las visitas a la sala de emergencias para autolesiones, como el corte, se han triplicado entre las niñas de 10 a 14 años”.
Y concluye: “Los teléfonos inteligentes son grandes cosas, son una pieza maravillosa de tecnología. Nos permiten orientarnos y buscar el clima y hacer todo ese tipo de cosas. Y si lo haces durante media hora o una hora al día, bien. No hay problema. Entonces lo estás usando para lo que es bueno. Pero tienes que usarlo para lo que es bueno y luego dejarlo. Quiero decir, debería ser una herramienta que uses. No es una herramienta que te utiliza.”
«En muchos sentidos, la preocupación que tienen los investigadores como yo es que estamos en medio de un experimento natural descontrolado que afecta a la próxima generación de niños», concluye Dimitri Christakis. Los resultados de esta megainvestigación comenzarán a publicarse a principios de 2019.
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