Los sentimientos de empatía que nos llevan a ayudar a los demás tienen ciertos límites, señala un estudio cuyos resultados han sido publicados en el número de julio de la revista Personality and Social Psychology Bulletin, perteneciente a la Society for Personality and Social Psychology estadounidense, que es la mayor sociedad de psicólogos del mundo, con 4.500 miembros.
La investigación, dirigida por el especialista Stefan Stürmer, de la Universidad de Kiel ha comprendido dos experimentos distintos. Con ellos pretendía averiguarse, por un lado, las diferentes formas de empatía que se sienten hacia personas similares o distintas, así como el papel de la empatía en la motivación humana de ayudar a los demás.
En el primero de los experimentos, se reunió a personas de distintas culturas (100 estudiantes varones alemanes y musulmanes, de alrededor de 25 años), mientras que en el segundo se agruparon a hombres y mujeres entre los que no había diferencias culturales evidentes.
Empatía general, pero ayuda particular
Con el primero de los grupos, se descubrió que cuando los participantes sabían que alguno de sus compañeros tenía problemas económicos porque habían perdido dinero o su tarjeta de crédito, todos empatizaban con ellos, pero sólo ayudaban a aquellos que pertenecían a su propio grupo cultural.
Este experimento sirvió para medir la tendencia a ayudar a los demás y a empatizar en un contexto multicultural: se descubrió que la empatía condiciona más las acciones de ayuda cuando el que presta dicha ayuda y el ayudado pertenecen al mismo grupo cultural.
En el segundo experimento, en el que se reunió a 23 mujeres y 17 hombres, de una media de edad de 20 años, se reprodujeron las mismas situaciones problemáticas, pero todos los miembros pertenecían a un mismo grupo cultural. Dentro de éste, sin embargo, los participantes tendían a ayudar a aquellos a los que consideraban más parecidos a ellos mismos.
Enfatizar las similitudes entre diferentes
Anteriores estudios habían sugerido que la motivación a ayudar podía atravesar las barreras interculturales, pero el estudio de la Universidad de Kiel señala que, aunque siga existiendo esa posibilidad, lo cierto es que la tendencia humana básica consiste en apoyar más a aquellos con los que nos sentimos más identificados.
El punto de partida de este estudio fue el presupuesto de que las motivaciones para ayudar a otros, en vez de ayudarnos a nosotros mismos, a menudo son de una naturaleza distinta. Ambos experimentos respaldaron claramente este presupuesto, al demostrar que incluso en encuentros intergrupales de personas generosas, la empatía se "desactiva" como motivador significativo que nos impulsa a ayudar a los demás cuando los posibles receptores de la ayuda son miembros de grupos diferentes.
Los investigadores señalan que este déficit de generosidad que nos caracteriza debería superarse con medidas que enfatizaran aquello en lo que nos parecemos a los que no son totalmente como nosotros, en lugar de acentuar lo que nos diferencia de los demás.
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