Tanto los hombres como las mujeres pueden estar genéticamente inclinados a ser promiscuos o a tener relaciones estables, según una nueva investigación de la Universidad de Northumbria (Newcastle) y la de Oxford, ambas en Inglaterra.
Los investigadores encuestaron a 575 personas norteamericanas y británicas sobre sus pensamientos y sentimientos hacia el sexo no comprometido y luego midieron fotocopias de las manos derechas de 1.314 hombres y mujeres británicos.
Los participantes se dividían en personas con baja sociosexualidad, es decir, que preferían estar emocionalmente comprometidos con alguien para iniciar una relación sexual, y en personas con una sociosexualidad sin restricciones, tendentes a las relaciones a corto plazo.
Además, se observó que la longitud del dedo anular, en relación con la del dedo índice, podía ser un indicador de la promiscuidad sexual, informa la Universidad Northumbria en un comunicado. Dedos anulares largos indican que la persona estuvo expuesta a altos niveles de testosterona en el útero, durante el embarazo.
Resultados obtenidos
El análisis del cuestionario mostró que los hombres eran ligeramente más propensos a la promiscuidad, con un 57%, frente a un 47% entre las mujeres. El análisis de los dedos produjo resultados similares: 62% de hombres frente a un 50% de mujeres con dedos anulares grandes.
Según los autores, ya se pensaba que los hombres se dividían en «granujas y papás» (cads vs. dads), pero este es el primer estudio que refleja una división similar entre las mujeres.
También matizan que los factores culturales, como el hecho de que la monogamia sea el sistema mayoritario en las sociedades estudiadas, pueden influir en los resultados.
Las proporciones de los dedos también pueden indicar otras cuestiones, como la fertilidad, el funcionamiento del corazón y el pulmón; y el rendimiento en deportes como el fútbol y el atletismo.
Más allá de los genes: el papel de las hormonas
Diversos estudios han analizado la perdurabilidad de algunas relaciones de pareja y, entre otros hallazgos, han descubierto que la promiscuidad o la fidelidad dependen no solo de la propensión genética, sino también de ciertas hormonas.
Por ejemplo, altos niveles de la hormona oxitocina (asociada más al cariño entre padres e hijos) pueden ser una garantía para que las relaciones de pareja perduren.
En concreto, se ha demostrado que esta hormona puede hacer que los hombres comprometidos en relaciones estables mantengan mayor distancia con mujeres desconocidas que les parezcan atractivas.
Por otra parte, se ha constatado que las parejas que siguen juntas mucho tiempo, siguen sintiendo el enamoramiento del principio, como denota su producción de otra hormona, la dopamina.
Referencia bibliográfica:
Stay or stray? Evidence for alternative mating strategy phenotypes in both men and women.
Biology Letters (2015). DOI:
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